De desayunos

Es la comida más importante del día después del ayuno realizado durante las horas de sueño, algo que aquí en nuestra península ibérica tiene un plus añadido que profundiza mucho más en nuestra cultura de bares y nuestra forma de coexistencia en las calles. En compañía o solos, el desayuno se convierte en una liturgia de olores, sabores, conversaciones y la banda sonora de los ruidos que provienen de esa ciudad que despierta abriendo sus persianas al nuevo día. Informativos en la tele o emisoras de radio y periódicos sobre las mesas (un clásico imprescindible), máquinas de café a pleno rendimiento que forman entre todos la bendita locura de sentirnos vivos. Con las mañanas de verano que calman nuestra paz interior, pequeños placeres a nuestro alcance. Como lo definió en una cita la filósofa científica Donna A. Favores: "Es asombroso cómo el mundo comienza a cambiar a través de los ojos de una taza de café." Ya no me sorprende el bullicio, aunque a veces estar solo viene bien. Maneras de vivir.