De 'biruji'
Diafragma 2.8
El fresquito se hizo de rogar pero llegó tras un estío demasiado largo y caluroso, con días de playa hasta bien metido noviembre. No era de recibo ir al súper a comprar y encontrarte con señoras en vestidos de tirantes y hombres en bermudas con chanclas atravesando pasillos repletos de turrones y polvorones. En las calles ya se está instalando el alumbrado de Navidad, mientras Mariah Carey -como cada año por estas fechas- nos canta su famoso villancico. Y es que a estas alturas del año pega lo que pega: castañas asadas, una rebequita, el chubasquero y el paraguas detrás de la puerta. La lluvia también ha hecho acto de presencia mojando calles, carreteras, campos y aliviando pantanos. Y los días nublados también merecen nuestra sonrisa y que bailemos bajo el aguacero, mientras los niños saltan sobre los charcos con la inocencia intacta. Como norma no escrita, "en días grises, paraguas de colorines". Y, abreviando que es gerundio, expresamos con palabras de nuestro argot que el biruji o la pelúa no arruinan nuestros días, solo los hacen diferentes. La vida es eso.
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