En el estado mexicano de Oaxaca (pronunciar Guajaca), mirando al Océano Pacífico, se encuentra Puerto Escondido, un incipiente enclave turístico de playas maravillosas. Esconde dos joyas biológicas, la laguna de Manialtepec y el Santuario de Tortugas de Mazunte. La laguna, con una extensión de seis kilómetros cuadrados, es un paraíso para los amantes de la observación de las aves. Por la mañana temprano, mediante una canoa, te adentras en los manglares, un laberinto verde, donde salen a tu encuentro todo tipo de garzas, ibis, patos, loros y hasta algún águila pescadora. Todavía vive en los manglares una comunidad indígena que pesca el camarón y, los tiempos cambian, disfruta de luz eléctrica y wi-fi. Puedes comer, cerca de la boca marina de la laguna, en un palafito, el pescado recién cogido que tiene un saborcillo a estero que enamora y esperas dando un paseo playero a que se haga de noche. Con la obscuridad, vuelves a navegar por la laguna, en el momento que las aguas se llenan de una luz azul fosforescente. Se trata del fenómeno de la bioluminiscencia. La laguna de Manialtepec está poblada por millones de microorganismos dinoflagelados, una especie de fitoplancton que proviene del mar y se reproduce en estas aguas. Su brillo es el resultado de una reacción química para protegerse de sus depredadores. Bañarse o simplemente meter un brazo en el agua, es una sensación indescriptible.

Mazunte, más al sur, a una hora de la frontera de Guatemala, vivía de la captura de las tortugas que a millares, llegaban a desovar en la playa donde nacieron. Vendían los caparazones y estuvieron a punto de exterminar la especie. Una mujer, Anita Roddick, fundadora de The Body Shop, hizo el milagro de la salvación de las tortugas. Cedió al pueblo la licencia de una de sus cremas, creó el laboratorio para fabricarlas y dio empleo a los vecinos. El Gobierno Mexicano, hizo el resto, prohibiendo en 1990 la captura de la especie y creando un Instituto Biológico en Mazunte. El turismo ecológico, complementa la creación de empleo. El pueblo sigue viviendo de las tortugas y los depredadores se han convertido en sus máximos defensores. Los jabones, champús y cremas de Mazunte se venden en las tiendas mexicanas de The Body Shop y en hoteles y perfumerías, gozando de gran aceptación. De vuelta a Puerto Escondido, es un gozo bañarse en la playa de Carrizalillo, o visitar la de Zipolite, la Tarifa del Pacífico, para los amantes del surf.

Si quieres desayunar el clásico chilaquile o lo que se te apetezca, ningún sitio mejor que El Cafecito. Buenos alimentos y buena gente.

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