Intrigado me hallo porque leo que Gorbachov ha muerto a causa de una larga enfermedad. Un misterio que en este caso particular puede encontrar su justificación en un hermetismo ruso de novichok fácil (es "bromita", no me malinterpreten).

Sin embargo, hace pocos meses el actor Juan Diego falleció también por una larga enfermedad, exactamente igual que la periodista Mónica Domínguez. Fue una larga enfermedad la que también acabó con Isabel Torres, de la misma manera que debido a una larga enfermedad despedimos a José Guirao.

Eduard Punset exhaló su último aliento después de que una larga enfermedad lo fuera apagando poco a poco. Incluso un viejo conocido de estas líneas, José Luis Tobalina, murió también a causa de una grave enfermedad. Fue imposible, entonces, añadirle el calificativo "larga" porque ya sabemos que esta dolencia es caprichosa y a veces le da por joder titulares.

Metáfora originalísima con la que nos deslumbró J.K. Rowling en Harry Potter porque tiene el cáncer en los medios de comunicación algo de "el que no debe ser nombrado". Periodistas, comunicadores, digamos cáncer tres veces delante del espejo y tendremos el peor de los peores. Evitemos mirarlo a los ojos si vamos al bosque de Maryland porque, disfrazado de bruja, nos atrapará. Dejémonos de quimios y radios y pidamos ayuda al Vaticano, que algún discípulo del Padre Amorth habrá por ahí que pueda atarnos a la cama y librarnos del -tumor- Maligno. Creemos una Asociación Contra la Larga Enfermedad de Páncreas, que seguramente aumentemos nuestros donativos.

Díganme si continuar cargando de eufemismo en periódicos, televisión y ondas una enfermedad que mata a más de 100.000 personas al año en España no es para que se le caigan a uno los cojones hasta lo inexplorado de las ruinas medievales que otean el Estrecho. Es inexplicable que el oficio continúe empeñándose en disfrazar de tabú un hecho absolutamente palpable y sintiente en nuestra sociedad. Es maquiavélica esta aparente actitud de reversión cuando gran parte de la población ha llegado ya al altar de la concienciación de que existe cáncer, mucho cáncer.

Es curiosísima nuestra selectiva, olfativa y periodística forma de ejercer porque parece que solo mueren de cáncer aquellos que, como Pau Donés, Bimba Bosé, Olatz Vázquez o Pablo Ráez, deciden hacerlo. Entonces sí, ya a pecho descubierto sacamos a relucir, además, la que creemos que es la mejor de nuestras plumas: "Pablo Ráez, el joven que le sacó las garras (¡argg!) al cáncer"; "Bimba Bosé, la mujer que habría inspirado a Delacroix para pintar La Libertad guiando al pueblo". Qué daño hace la romantización, qué empeño el nuestro por superarnos cada día en ridiculez, pardiez.

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