En el año 1984, el grupo pop español "Radio Futura", lanzó una canción del mismo título de esta, su columna que pronto fue un éxito. "Arde la calle bajo el sol de poniente, hay tribus ocultas cerca del río", comenzaba la letra. Si ese río fuera el Llobregat que pasa al lado del aeropuerto de el Prat, pudiera ser un himno épico, a la manada de pijos que le ha dado por enfrentarse a las fuerzas de orden público, por mor de la sentencia condenatoria a sus líderes independentistas. En la lotería de los disturbios, la pedrea-nunca mejor empleada la acepción- ha caído mayoritariamente en las fuerzas del orden, con algún ingresado de gravedad en los hospitales. Adoctrinados desde su más tierna infancia, en un relato histórico que no es más que simplemente, una gran trola, estos burguesitos que nos han salido revolucionarios, piensan que pueden cambiar las cosas, tirando adoquines y cohetes pirotécnicos.

En el Mayo francés del 68, jóvenes como estos, gritaban: "Vosotros votad, nosotros haremos el resto" y "Bajo el empedrado, está la playa". Bueno, pues nada cambió, salvo que algunos revolucionarios se hicieron famosos y han vivido de aquel cuento, toda su vida y ¡ay!, bajo el empedrado, no apareció playa alguna. Recuerdo que hace unos años, en un desayuno, Nicolás Redondo padre, líder indiscutible de la UGT, me dijo que el arte en una huelga, no estaba en sacar la gente a la calle; lo difícil era volver a meterla en la fábrica. En esas está, el inefable president, con su petera de que quiere hablar ahora, con Pedro Sánchez. Fíjense, el conflicto está en tierra catalana, los damnificados son sus propios ciudadanos, las ciudades que queman son catalanas y hasta la leña se la están dando sus propios Mossos. Como estará la cosa que hasta a Rufián, le han puesto las peras al cuarto. En el otro bando, sin estabilidad política desde hace un montón de meses, se está en la enésima campaña electoral, desenterrando a Franco, paseándolo en helicóptero y cosas así. Pensarán que si los vascos que pusieron 1000 muertos encima de la mesa, no lograron nada, no hay que preocuparse. Pasito a pasito, están llevando a los jóvenes de nuevo, a las trincheras. Aquí y en Chile, Hong-Kong, Turquía, Ecuador. Mi generación fue educada para la paz, por eso sabemos que hoy se está haciendo, justamente lo contrario. Cuando en Cuba, a la poetisa María Elena Cruz Varela, le obligaron sus vecinos a tragarse sus versos, escribió: "El hombre mata. Muere.

Miente. Roba. Claudica. / El hombre duerme armado, contra los otros hombres."

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