Cómo explicarles a mis alumnos que el acrónimo basuraleza nace de la necesidad de darle un nombre a lo que está sucediendo para hacerlo visible y así poder entenderlo mejor y buscarle una solución. Esta unión entre el principio del término basura y el final del de naturaleza es todo un brutal contraste. Ahora que el vocablo comienza a tener difusión, aprovecharé para intentar explicarles, sintiendo mucha vergüenza, que hemos conseguido encumbrarnos hasta adquirir el título de sociedad del desperdicio. Explicarles que se nos ha ido tanto la olla creyendo que los únicos que habitamos el planeta somos nosotros que estamos haciéndole la vida imposible a los otros seres vivos con los que lo compartimos. Advertirles de la gravedad que encierra el significado del término basuraleza que no es otro que "residuos generados por el ser humano y abandonados en la naturaleza, alterando el equilibrio de los ecosistemas influyendo en el cambio global que afectará a las especies y espacios naturales poniéndolos en peligro". Les haré referencia, entre un variadísimo número de ejemplos, sobre la multitud de colillas que se entierran en la arena de la playa, sobre las hogueras desatendidas que prenden fuego a los bosques, sobre las toneladas de plásticos que acaban en el mar, sobre las numerosas latas que se abandonan en los bosques… y sobre un sinfín de terribles despropósitos que dañan lo que realmente sostiene el planeta, que por mucho que nos cueste reconocer no somos nosotros.

El otro día cambié de ruta y encontré algo descorazonador. En la orilla de un riachuelo de sonido caudaloso gracias a las lluvias, había tirada una montaña de de ropa y enseres de todo tipo; alguien aprovechó lo apartado del lugar para desprenderse de lo que ya no le servía sin tener en cuenta que hay contenedores repartidos por todo el municipio para poder depositar, en el adecuado, lo que no necesitemos. A la vuelta presté atención y había, mirase donde mirase, basura de todo tipo, principalmente plásticos y envases en unos parajes maravillosos que nos rodean y que muchos no saben apreciar ni cuidar.

Es el proyecto LIBERA el que lanza una campaña de sensibilización abanderando este término y mostrándonos las huellas que dejan nuestras acciones en el entorno.

La reflexión sería: ¿Qué poder o qué habilidad creemos tener para trasformar a nuestro antojo? Espero que los niños, dueños del futuro, con su ahora esponjoso entendimiento capten el peligro que nos acecha y consigan cambiar este lamentable pensar que tanto ensucia.

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