Alfabetos

Compramos sentimentalidades y eso nos venden. Nuestra sociedad fabrica alfabetos, gente de abc y poco más

Ha muerto Francisco Fernández, una referencia de la fotografía y un maestro que es fuente para tantos. Con su obra, pienso en el significado del Arte, cada retrato, paisaje, en cada objeto dibujado por su cámara es un conjunto de geometrías, símbolos, encuadres, tonos, luces, además del proceso de selección, porque el trabajo verdadero del artista es previo a la ejecución de la obra, la obra es consecuencia de una mirada.

Miro las librerías actuales, no veo Literatura por ninguna parte, salvando a un puñado de escribidores. Leo a Azorín y encuentro sorpresas léxicas continuas y tan exactas, como "sonrisa helgada", que la elección del maestro provoca placer; gusto en el ritmo acorde a lo narrado, riqueza en el uso de las preposiciones tantas y de las conjunciones menos trilladas, pensamiento y reflexión para la reflexión, ironía, análisis, soluciones imposibles que otra vez hacen reflexionar, tedio y alegría... magistral.

Hoy, en todos los ámbitos, se fomenta la simplicidad confundida con la sencillez, la estupidez con la inmediatez, el ingenio con el Arte, la obra con el artista. Compramos sentimentalidades y eso nos venden. Nuestra sociedad fabrica alfabetos, gente de abc y poco más, gente que viaja a Viena, ve un museo y cuando sale exclama "Qué bonito", "Precioso"; gente que delante de un cuadro ve sólo un dibujo; gente casiculta de melodía barroca cutre sin interés en la Música; de novelas como si el Arte literario fuera contar y vender, o de "poesía introica" (poetillas que dan al intro de vez en cuando), gente que confunde el análisis crítico con la autoayuda, que va al campo y lo encuentra pestilente.

No son analfabetos, como indicamos, pero casi. Nada hay más peligroso (dicen en los pueblos) que un pobre harto de comer, igual que confunden todo esto hacen con los derechos y las responsabilidades, mezclan la libertad con votar a los contrarios a la libertad, la democracia con tener un móvil.

Y así son nuestros dirigentes, y hacen reformas educativas y programan pseudocultura a mayor gloria de sus votos y votantes. Y es que el Arte es peligroso, porque el Arte puede ser la distancia suficiente para comprobar el absurdo de lo humano, constatar que sólo el placer y la amistad son necesarios, que el lujo es vicio de pobres de espíritu, que el Arte es el consuelo real para nuestra caducidad, y otra vez echa uno de menos al amigo fotógrafo.

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