La semana pasada los neozelandeses avalaron la gestión de su primera ministra, Jacinda Ardern, con la primera mayoría absoluta desde 1996. Refrendaron su estrategia contra la pandemia, pero también su actitud empática, respetuosa y tolerante, evitando toda confrontación política, que es nuestro gran problema.

Su liderazgo está basado en un modelo colaborativo centrado en preocuparse y cuidar de las personas, donde es crucial combatir la manipulación y el cinismo de la política tradicional, que tiende a socavar el nivel de confianza en los procesos democráticos. Un modelo opuesto al estilo duro y combativo de Trump o Bolsonaro.

Utiliza un principio fundamental en democracia como es hacer corresponsables a las personas. Y para ello, debe explicar muy bien a la ciudadanía qué se hace para el control de los contagios, por qué, y cómo contribuimos cada uno de nosotros a que las cosas funcionen mejor. Así es más fácil identificarse e interiorizar las normas de convivencia.

El psicólogo social, y catedrático de la Universidad de Santiago, José Manuel Sabucedo, lleva décadas estudiando cómo los factores psicosociales influyen en el comportamiento de la gente y ha reflexionado sobre los escenarios que plantea la pandemia, en especial, sobre la forma de pedir sacrificios a la ciudadanía. Propone que cuando se trata a la ciudadanía de igual a igual, con empatía, cumple mejor.

Sin embargo, a causa de la pandemia, los bulos y la desinformación han estado más presente que nunca en nuestros medios confundiendo a la ciudadanía. También algunos políticos han utilizado las pseudo noticias, las medias verdades, y los montajes, contaminando a la opinión pública. Por eso, han perdido la confianza de la gente y están quemados, afectando a nuestros valores democráticos y valores de civismo.

Sobre esta confusión se han buscado justificaciones para las conductas irresponsables que ignoran las recomendaciones o prohibiciones. Así que, está siendo especialmente complicado contener el virus. Y, ahora, volvemos al Estado de Alarma y a las medidas más restrictivas. Medidas dirigidas a modificar comportamientos, que darán forma a nuestro mundo en los próximos años.

Pero, cómo hacer para que las personas sean corresponsables y participes con estas medidas. Pues, con una sociedad unida y que trabaje conjuntamente, con más solidaridad, información y empatía. Porque el auténtico propósito de la empatía es favorecer la supervivencia y el bienestar del grupo al conectar con las emociones del otro y generar una conducta capaz de promover el bien propio y el ajeno.

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