Aunque en sentido estricto el vínculo de los españoles con la democracia es reciente, no lo es menos que hemos compensado nuestra inexperiencia en su "disfrute" con una gran intensidad de participación, expresada, sobre todo, en la frecuencia con que votamos, ya que, entre generales, autonómicas, locales y, cómo no, referéndums (lícitos e ilegales), raro es el año que no somos llamados al menos un par de veces a las urnas. La cuestión es saber si esta "familiaridad" con los modos democráticos nos ha servido para ser un pueblo lo suficientemente preparado como para gestionar con solvencia el sistema político que, aunque tarde, nos ha equiparado al resto de países europeos. En este sentido sorprende que un eslogan como "Comunismo o libertad" pueda tener razón de ser en las próximas elecciones a celebrar en la comunidad de Madrid, a no ser que seamos un pueblo tan manipulable e ignorante como para confiar una buena parte del electorado en que sea el comunismo (o socialismo en la nomenclatura de Marx) la mejor solución de gobierno. ¿Es que acaso existe algún país gestionado por el socialismo que haya resultado beneficioso para alguien distinto de sus propios gobernantes? El mayor ensayo de las teorías socialistas fue la URSS compuesta por 15 países más los agregados del Pacto de Varsovia. La Unión Soviética colapsó en 1991 y casi simultáneamente todos sus satélites renegaron de las doctrinas marxistas. La razón era sencilla, desde las interminables colas que hacían para conseguir lo más básico para sobrevivir, la gente llevaba decenios contemplando como disfrutaban del lujo y los privilegios los burócratas que les gobernaban con la ayuda del ejército y de su represiva policía política. Los restos del marxismo perduran en países hundidos en la miseria como Cuba, Corea del Norte o Laos y solo un extraño engendro nacido de la asociación de la ideología socialista con el capitalismo económico más furibundo ha conseguido que tengan éxito naciones tan obstinadamente comunistas como China y Vietnam. Es una evidencia empírica que el socialismo condena a los pueblos a la pobreza. Vetar la propiedad privada para poner en manos del estado los medios de producción es la manera más rápida de caer en la miseria y así los países tras el telón de acero, aunque se jactaban de poner cohetes en el espacio o de poseer el más sofisticado armamento nuclear, ni siquiera fueron capaces de proporcionar el sustento mínimo para sacar a sus niños de la desnutrición. Cuando en 1989 cayó el Muro de Berlín, no existe constancia de que ningún berlinés del oeste se pasase al este. Todos los ciudadanos que pudieron abandonaron la RDA en busca del sistema de libre mercado que ofrecía la Alemania Occidental. Los cubanos huyen a Florida, los coreanos del norte son unos parias que ansían la vida de sus hermanos del sur… ¿Somos los españoles tan estúpidos como para no escarmentar en cabeza ajena?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios