Desde que comenzó la crisis sanitaria provocada por el Covid-19 son muchas las voces que han pedido al Gobierno una regularización masiva de todos los extranjeros que se encuentran de forma irregular en España.

Una de las últimas ha sido la del subsecretario de Migrantes y Refugiados de la Santa Sede, que por orden del Papa Francisco está reclamando una regularización masiva, porque puede ser una solución beneficiosa para todos.

Los informes de la Santa Sede durante la pandemia apuntan a que se ha producido una reducción de los flujos migratorios por efecto de la crisis, pero también un incremento en el tráfico de migrantes por parte de las mafias.

En el contexto actual de emergencia sanitaria mundial es fundamental que se garanticen los derechos de todas las personas que se encuentran en el territorio español con especial atención a aquellas más vulnerables como son las migrantes en situación administrativa irregular y las personas solicitantes de asilo en espera prolongada de resolución de su solicitud.

En España a finales de 2019 había entre 390.000 y 470.000 personas en situación irregular. Esto supone entre un 11% y un 13% del total de inmigrantes extracomunitarios. Contrariamente a lo que señalan los discursos políticos de la extrema derecha, el 80% vienen de América y menos de un 10% de África. La última gran regularización se produjo en 2005, con Zapatero en La Moncloa.

La Oficina de Asilo acumula actualmente más de 100.000 expedientes de asilo pendientes. Y ahora más que nunca, es necesario que los derechos de las personas migrantes en situación administrativa irregular se vean garantizados.

Frente a esta situación, la Secretaría de Estado de Migraciones ha publicado una Instrucción donde flexibiliza el Arraigo Social ante la crisis del Covid-19, intentando adaptar la figura del Arraigo Social a la realidad española.

Pero no es suficiente, los sin papeles, los sin techo, los jornaleros, las trabajadoras del hogar y los cuidadores siguen siendo los más vulnerables y la crisis sanitaria ha visibilizado y agravado la precariedad de las vidas de estas personas.

Como dice la carta a los Efesios 2,19-22: "Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios".

Para ello, es urgente que se ponga en marcha un proceso de regularización que les permita acceder a sus derechos en igualdad de condiciones al tiempo que se reconozca el valor las aptitudes, dedicación y compromiso que pueden aportar a sociedad española.

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