Una Mesa de Trabajo sirve para dialogar, analizar una situación, unir planteamientos y trabajar por un mismo objetivo. Cuando no tiene un objetivo común, sino que es la suma de objetivos de colectivos, grupos, asociaciones e incluso objetivos individuales, pero bien enmarcados para que sean asumidos por todos, al final se deja sin respuesta al auténtico problema.

Los problemas tan singulares de La Línea animaron a un gran número de colectivos, encabezado por la Federación de Asociaciones de Vecinos (FLAVI), a constituir un grupo de trabajo que fue el inicio de la Mesa de Trabajo por La Línea. Tuvo lugar en 1991, siendo alcalde don Salvador Pagán. Se puede decir que este esfuerzo tuvo un logro cuando se consiguió la Carta Económica Especial en 1998. Es curiosa la vida: el trabajo de este colectivo y el de las corporaciones municipales encabezadas por Salvador Pagan y José Antonio Fernández Pons, entregó su premio al Grupo GIL, teniendo de Alcalde a don Juan Carlos Juárez Arriola. Una Comisión Tripartita entre el Estado, la Junta y el Ayuntamiento vigilaba la gestión de los fondos. Mi opinión es que se utilizaron mal estos recursos.

En el año 2003, la carta especial desapareció y con ella el tratamiento económico especial. En el 2011, la FLAVI retomó esta reclamación histórica, se elaboró el documento de singularidad del municipio para enviarlo al Gobierno central. Gaspar Zarrías tuvo un encuentro con la alcaldesa, doña Gemma Araujo. y los portavoces de Izquierda Unida y el Partido Andalucista. Ya en el año 2017, gobernando don Juan Franco, de 100x100, se constituyó una comisión entre el Ayuntamiento y la Mesa de Trabajo para elaborar el Plan estratégico de impulso y crecimiento de La Línea, para refrescar la reivindicación de la singularidad y concretarla con propuestas precisas emanadas de la ciudadanía.

La Mesa resume sus peticiones en tres puntos: reconocimiento político e institucional de la singularidad fronteriza de La Línea, medidas jurídicas y socioeconómicas específicas para abordar los problemas estructurales de la ciudad y un órgano de control con participación de las administraciones que coordine las actuaciones y cuente necesariamente con participación del movimiento social local.

Su última reunión fue la semana pasada con Enrique Santiago, secretario de la Agenda 2030. Todos debemos apoyar nuevamente a la Mesa de Trabajo, que debe ser liderada por los linenses de todo el arco político. Pero no puede ser una carta a los Reyes Magos, sino muy directa. El mayor problema de nuestra localidad es laboral. Los problemas de La Línea son complejos y de difícil solución. Con un simple cambio administrativo no se resolverán.

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