La Línea de la Concepción es un municipio joven y por ello se dice con facilidad que su patrimonio histórico es escaso. Esta rápida respuesta se puede dar porque no lo hemos conservado o porque no cuidamos o dañamos el que tenemos. Distintos colectivos realizan una gran labor para defenderlo, entre ellos destaco a la asociación 3 de noviembre de 1730 Fuerte Santa Bárbara y a la Asociación Cultural Ruta de los Búnkeres. Pronto el Fuerte de Santa Bárbara volverá a ser una realidad y es mi deseo que también exista una ruta cultural y turística con los búnkeres que continúan en pie de los más de 500 construidos en la comarca.

El patrimonio da característica física a las ciudades, pero también las llena de alma.

La parroquia de Nuestra Señora del Carmen tiene una atractiva y coqueta estampa que resalta a la orilla del Mediterráneo, con estilo arquitectónico clásico paladiano, alternando líneas rectas y molduras curvas. En su interior predomina la tradición marinera. La estructura de su techumbre imita las cuadernas de una embarcación, elemento que la hace sumamente original y de gran belleza, transportándonos al interior de una gran nave marinera. Su techumbre de tejas se encuentra en muy mal estado y la muerte de cualquier edificio empieza por su techo.

En los años setenta, cuando el movimiento vecinal daba sus primeros pasos, el Carmen fue casa de la Asociación de Vecinos La Atunara, que por sobrenombre tenía Cristo del Mar. Los pescadores empiezan a organizarse y la Cofradía tiene como primera sede la parroquia. Es aquí donde el movimiento sindical tiene una pequeña oficina. Muchos niños atunareños aprendimos a escribir mecanografía en una de sus salas, todavía a esta habitación la llamamos la “sala de máquinas”. En su planta superior estuvo una biblioteca con la que disfruté mis primeras lecturas. Incluso mi lugar de estudio cuando cursaba magisterio fueron estas cuatro paredes. Era donde estaban los utensilios para los campamentos, las tiendas de campaña, etc.

Una parroquia es un lugar de cultos, pero el Carmen en su larga historia ha sido mucho más. De su seno nació el club juvenil La Atunara, CES y CEMSO. Las primeras reuniones de la Coordinadora Antidrogas, antes de que existiera Despierta, también tuvieron lugar en estas instalaciones. Todos los sábados se convertía en el lugar de las asambleas de la lucha por el puerto pesquero. El despacho parroquial se transformaba constantemente. Su alma ha sido de Hospital de campaña abierto a una comunidad sufriente.

El deterioro de estas instalaciones es la pérdida de nuestra memoria histórica, por ello hemos iniciado una campaña en la que entre todos podamos devolverle el esplendor y la solidez que tuvo.

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