Barbianes

La prensa política se ha erigido en plataforma cinéfila que transmite una serie de ficción ajena a la calle

Voy a zahondar en algo que vengo reiterando. La prensa política se ha erigido en plataforma cinéfila que transmite una serie de ficción, nada que ver con la calle. Esto es un problema porque el artisteo participante ya sabe que para sobrevivir necesita público, espectadores, basura, así que olvida sus obligaciones reales para convertirse en chufla de un circo chungo y peligroso dependiente de la imagen.

No todo es lo mismo. Una cosa es que el PSOE use todas sus artimañas para mantenerse en el poder, pactando con el diablo si hiciere falta, cosa que no nos sorprende (la hemeroteca saca los colores a toda la política en activo, para lo bueno y lo malo conocemos su historia), y otra muy diferente es esta tensión que no ocurre en lo diario y que sólo sirve de telón de fondo para el guion de la teleserie que esos medios nos venden.

Oigo una serena entrevista en la radio pública a De la Quadra-Salcedo y otra a Bendodo la mañana siguiente, los veo defender posturas distintas y acusar a sus respectivos adversarios de tener la culpa de la tensión institucional. Pero mientras aquél hace análisis, una autocrítica implícita y señala causalidades con las que se puede discrepar o no, éste sostiene (aunque empiece negándolo) una deslegitimación absoluta del Gobierno, deslizando que no puede negarles que han llegado por medios democráticos pero no cumplen ahora con ese requisito... Cualquiera con dos dedos de formación sabe a qué dictador está evocando...

Da igual, al leer esto el clima le ha llevado a clasificarme, ya no importan los contenidos. Por eso echar gasolina, babear políticamente para mantener la tensión narrativa es un error incalculable. Porque toda agresión exige una defensa. Las religiones hacen muy bien eso, cualquier análisis crítico de sus dogmas las convierte en víctimas y por tanto autorizadas para defenderse; no existen los autoritarios sino la defensa del orden, la razón y el bien común, dicen.

Me parece muy bien que se critiquen los modos legales del Gobierno, la resolución es tan sencilla como someterse a unas elecciones y ganar. Después legislar. Impedir esta capacidad legislativa del Parlamento a priori, antes de que la instancia pertinente pueda poner las pegas que observe en su momento, sí es usar torticeramente la democracia para que no sea democracia; no todo vale; pedir libertad para impedirla, pedir separación de poderes para controlarlos, pedir igualdad para dividir, pedir mercado para explotar, ser de centro o neutral para igualar a verdugos y a víctimas... tiene un nombre.

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