Peliaguda tarea van a tener los padres a la hora de explicarles a sus hijos el cuento de El flautista de Hamelín a la luz de las nuevas leyes introducidas por el gobierno español respecto al maltrato de animales. La misión confiada por las autoridades de Hamelín al enigmático flautista de sacar a todas las ratas que infestaban sus calles para ahogarlas en un río cercano, ya no podrá ser vista como una buena acción, sino que acorde con la ley de "bienestar animal" que castiga con pena de reclusión de 4 a 18 meses a todo aquél que, por ejemplo, osase cargarse a una rata de un escobazo, el flautista estaría incurriendo en un "genocidio" al eliminar de una tacada a toda una prole de roedores.

De la misma manera, no tendría ningún sentido la segunda parte del cuento, aquella en la que el flautista en represalia por no haber sido recompensado por su acción exterminadora (antes "sanitaria", ahora "criminal") hace desaparecer a todos los niños del pueblo (en todo caso una falta leve con arreglo a estas últimas modificaciones legislativas que dan más valor a la vida de una rata que a la de un nonato).

No cabe duda de que en la génesis de tan disparatada ley subyace el batiburrillo mental que mucha gente tiene acerca de la Naturaleza. Los adultos que ahora nos gobiernan la entienden según la información que les proporcionaron libros, cuentos y películas infantiles y quizá la más aberrante de tan infantilizadas percepciones sea la antropomorfización de los animales. En la mente de estos cretinos las ratas no son esos bichos repugnantes que se multiplican entre desperdicios y que transmiten enfermedades como el tifus y la peste bubónica sino, más bien se asemejan a la adorable rata "Remy" (aspirante a chef en "Ratatouille"), al simpático Mickey Mouse (el ratoncito con guantes y pantalones de Disney) o a los traviesos Pixie y Dixie (que se pasan la vida incordiando al gato Jinks).

Hace ya muchos años Sánchez Ferlosio escribió sobre Walt Disney lo que muchos consideraron entonces una "boutade" y hoy se revela como una lamentable realidad: "un corruptor de menores nunca bastante execrado, el más mortífero cáncer cerebral del siglo XX". Los niños que crecieron con sus películas una vez devienen (al menos físicamente) en adultos siguen aplicando roles y valores humanos a los animales que les rodean. Sencillamente no comprenden o no están dispuestos a asumir que la Naturaleza no es un cuento infantil ni que en el mundo animal no existen ni el valor, la traición, la bondad o la maldad; todo se reduce al darwiniano strength for life. Irónicamente esta filosofía "progre" termina convergiendo con el añejo nacionalcatolicismo ya que para ambos regímenes San Martín de Porres el fraile dominico conocido como Fray Escoba (el primer santo mulato de América) debe ser todo un héroe ya que daba de comer en el mismo plato a perros, ratas y gatos… mientras conversaba amigablemente con ellos.

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