Por su papel de instigador, buena parte de la culpa es de Nacho Castro. Fue suya la idea de que desde Europa Sur diésemos difusión al valioso archivo fotográfico de Miguel Ángel del Águila, un tesoro con decenas de miles de imágenes de la Algeciras de los años 70 y 80 del siglo pasado. Fue también él quien nos puso en contacto con una de las hijas del fotógrafo, Victoria, igualmente culpable por su receptividad para que expusiéramos a la familia el proyecto. Todo lo ocurrido a posteriori es también culpa de la matriarca, Victoria Guerrero, por su generosidad para poner a disposición del periódico un legado conformado por estampas de un ayer presente en la memoria de muchos. Que el archivo de Del Águila viese la luz fue, en verdad, un regalo para todos los algecireños y para cualquier persona con un mínimo de sensibilidad por el patrimonio urbano. Fue Guerrero, con la paciencia y el tesón de un orfebre, quien cuidó y clasificó durante décadas el archivo de Del Águila, un profesional tenaz, preocupado siempre por dejar constancia gráfica de los cambios que transformaban la ciudad, del paso de aquella urbe marinera al gran centro portuario que es hoy.

Culpable y cómplice, sin duda alguna, es también el profesor José Juan Yborra, por dejarse embaucar a conciencia por quienes le convencieron -con escasa resistencia por su parte- para que cada semana escribiese una letras para acompañar una selección de fotos. Reincidente en sus acciones, cumplió sobradamente su cometido. Yborra no solo hizo acertadas anotaciones descriptivas sobre lo que se veía en cada imagen, sino también sobre lo existente fuera de plano, ya fuera una tienda situada unos metros más allá, una cafetería hoy añorada o el intenso olor a salitre procedente del mar.

Son tiempos en los que los medios de comunicación vivimos sometidos a las nuevas métricas digitales, donde los lectores clásicos han sido relevados en la nomenclatura de las audiencias por los "usuarios únicos" (un total de 988.968 en junio pasado para europasur.es) y donde las noticias han pasado a ser "páginas vistas" (más de 6 millones en el último mes). Por ello, contar con una sección fija semanal como A vista Del Águila, ajena en su concepción a toda lógica mercantilista y fruto de esa suma de cómplices para ponerla en marcha, ha sido todo un lujo: prensa clásica bien hecha, adaptada a los nuevos modos de consumo digitales.

Las fotos de Del Águila y los textos de Yborra conforman ya la memoria de la Algeciras contemporánea, una unidad, sin que unas y otras tengan ya sentido por separado. Después de año y medio de publicación semanal, lo bueno llegó a su fin. Toca ahora editar un libro recopilatorio para rematar la faena. Todo se andará.