Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

El consejero y los jueces

A Nieto hay que recomendarle mesura, conocimiento de causa y humildad, amén de una reunión con los operadores jurídicos del Campo de Gibraltar

Desconchones en un área acotada del palacio de Marzales, en Algeciras, por riesgo de desprendimiento.

Desconchones en un área acotada del palacio de Marzales, en Algeciras, por riesgo de desprendimiento. / Erasmo Fenoy

La lio bien gorda el consejero de Justicia de la Junta el pasado lunes, durante la entrevista que Jesús Vigorra le hizo en Canal Sur Radio para analizar la situación de los tribunales y, particularmente, de los del Campo de Gibraltar, Barbate y otras áreas costeras andaluzas donde las mafias del narcotráfico acaparan buena parte de la actividad judicial. La principal misión de la administración autonómica en ese ámbito es poner a disposición de los operadores judiciales medios materiales y personales adecuados para que desempeñen su labor lo mejor posible por lo que, carente de competencia normativa en ese ámbito, José Antonio Nieto se metió en un jardín que no es el suyo, por más buena voluntad que se le presuponga.

Político de dilatada experiencia, Nieto se distingue por su tesón y por tener un sentido muy práctico de la gestión. Se ha propuesto de veras poner solución al desaguisado de las sedes judiciales en Andalucía, muchas de ellas mal conservadas, con un aspecto que roza en ocasiones lo indigno y poco preparadas para las necesidades de los funcionarios y de la ciudadanía. En el caso del Campo de Gibraltar, el consejero impulsa una nueva y gran sede judicial en Algeciras, en la avenida Virgen del Carmen, otra en La Línea (en lo que fue el viejo hospital municipal) y, en San Roque, busca también un nuevo emplazamiento para los juzgados de la mano del Ayuntamiento.

Cuestión aparte es ofrecer la receta milagrosa para arreglar el atasco judicial existente en el Campo de Gibraltar (generado en buena parte por decenas de causas relacionadas con el tráfico de drogas) sin haberse detenido a escuchar previamente las opiniones de quienes más sufren la situación y la conocen al detalle: los jueces y fiscales que se las ven día tras día con el narco. Muy en resumen, el consejero puso en solfa la eficacia de los actuales juzgados de instrucción “en la lucha contra la delincuencia en general y, particularmente, contra la delincuencia organizada y poderosa” y dudó de la capacidad de los jueces recién llegados a la comarca. A modo de colofón, reclamó un “salto de calidad” en la justicia. Su bálsamo pasa por crear un tribunal de instancia que centralizaría el trabajo de varios juzgados, aunque obvia que dicha figura fue descartada en el pasado por su espíritu economicista y que, a juicio de muchos -léase la reflexión al respecto del magistrado Manuel Gutiérrez Luna en este periódico-, no serviría tampoco en la práctica para acabar con el problema.

De la misma opinión son los jueces algecireños, que a punto estuvieron de pedir el amparo y el pronunciamiento del CGPJ y del TSJA por cuestionarse su labor. De forma unánime enmendaron la plana al consejero, al que indultaron a última hora al apreciar la eximente de arrepentimiento, parcial y tardío, respecto a sus comentarios. No en vano y desde hace años vienen reclamando para el Campo de Gibraltar más juzgados en todos los órdenes y también una sala más de la Audiencia, así como reformas legales diversas;  entre ellas, la de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para que, en beneficio de la agilidad procesal, se restrinja la posibilidad de presentar recursos por casi todo.

Por tanto, al consejero hay que recomendarle mesura, conocimiento de causa y humildad para rectificar a tiempo sin culpar a los mensajeros, amén de alguna de una reunión con los jueces, magistrados y fiscales -tal y como ha sugerido José Ignacio Landaluce, ataviado con el caso azul de las fuerzas de paz- y de una visita a las instalaciones judiciales de la comarca, incluyendo la sede los juzgados de lo Penal, en el palacio de Marzales. Eso sí, cuidándose de que no se desprenda una teja o una cornisa sobre la cabeza de alguien y de que nadie se electrocute por intentar conectar una estufa a uno de esos enchufes por los que rezuma agua de vez en cuando.

Posdata: ¿Ha pensado el Ayuntamiento de Algeciras qué destino dará a tan señorial edificio una vez que la Junta de Andalucía -un año de estos- traslade lo Penal a Virgen del Carmen y revierta su uso al Consistorio? ¿Pasará igual que con el asilo San José, abandonado a su suerte y a la espera de que un tercero le saque las castañas del fuego?

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