El Rinconcillo y Getares

La arena de ambas ha sido nuestro hábitat natural estival durante generaciones y preservar este patrimonio es esencial

En Sevilla se puede ser bético o palangana; en Madrid, del Real o del Atleti; En Cádiz, del Carnaval o del Corpus; pero donde los algecireños de cuna toman partido, es cuando eligen su playa. Ahí siempre estuvo el debate. De El Rinconcillo o de Getares; getareño o rinconcillero. He ahí la cuestión; aquí no hay medias tintas.

Elegir una playa u otra, en la mayoría de los casos, depende de la tradición familiar. A la que fuiste siendo niño con tus padres, será a la que llevarás a tus hijos. Más aún, casi a la misma parcela playera donde construiste los primeros castillos de tu vida, con palas y rastrillos de colores.

Visitar esporádicamente la otra supondrá casi como el ir de excursión a Bolonia o Sabinillas, que está muy bien para cambiar de aires un día, pero como tu playa, ninguna. Su ambiente, su gente y sus tradiciones.

La arena de ambas ha sido nuestro hábitat natural estival durante generaciones, y preservar este esencial patrimonio de todos, ha de ser prioridad absoluta de la ciudad, sin lugar a dudas. Son parte fundamental de las historias de los algecireños y de Algeciras. No sé si le queda claro a algunos. Ya sufrimos la destrucción total de algunas otras playas locales por el desarrollo industrial y portuario como El Chorruelo o Los Ladrillos; y también El Rinconcillo se ve afectada por el mismo.

Y la pregunta es si se puede permitir que nuevas ampliaciones portuarias perjudiquen o dañen aún más a nuestras playas; Creo que esta generosa ciudad ya ha cedido bastantes espacios comunes, para la construcción de muelles inmensos que luego serán concesionados a entidades extranjeras, cuando además lo que pagan las mismas por tales superficies, no revierte en Algeciras. Ejemplo es nuestra eterna reivindicación de la mejora de la línea férrea, siempre desoída a pesar de lo aportado.

Lo próximo será la anunciada y aún no ejecutada ampliación de Isla Verde Exterior que lleva los muelles hasta casi la linde del Parque Natural del Estrecho, cerca ya de Getares, y frente a la cala del Chinarral, que morirá. Quizá para justificar su posterior destrucción la tenga el ayuntamiento tan sucia y descuidada. De ser un pequeño paraíso urbano, limpia y con el paseo de madera que se proyectó hace años y no se hizo, se ha convertido en un basurero. Y ante esta posible afección a Getares, quizá sea el momento que nos plantemos. Ya hemos perdido bastante, ya hemos sacrificado mucho, y es innegociable el asegurar que nuestros hijos y nietos, podrán seguir disfrutando de Getares y de El Rinconcillo. Es nuestra obligación.

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