Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

El mando a (corta) distancia

Pocos indicadores hay mejores de la salud democrática de un país que medir la pluralidad de sus medios de comunicación

Hace cosa de veinte años que Ramón Ramos, jefe por aquel entonces de la estrenada sección de Andalucía del Grupo Joly, tituló ya en estas páginas un artículo de manera similar a este para describir los tejemanejes de los partidos para colocar a sus afectos en el consejo de administración de la RTVA, un organismo de control, que no ejecutivo, de Canal Sur Radio y Televisión y cuyos integrantes deben ser por ley "profesionales de reconocido prestigio". Se entiende, obviamente, que profesionales expertos en materia de comunicación.

La renovación esta semana de ese consejo demuestra cuán poco han cambiado las cosas en estas dos décadas y cuál es la medida que nuestra clase dirigente tiene sobre la independencia de los medios de comunicación y de sus profesionales, ya sean públicos -como es el caso de la tele y radios andaluzas- o privados. No es una cuestión baladí, puesto que pocos indicadores hay mejores de la salud democrática de un país que medir la pluralidad de opiniones y perspectivas que ofrezcan sus medios.

Ya en aquellos tiempos, los candidatos al consejo de la RTVA pasaban el falso filtro de una comisión parlamentaria que, sobre el papel, se encargaba de evaluar la idoneidad de todos ellos. Tan grande era la pantomima que uno de aquellos futuros consejeros -por más señas, ex diputado y con un nivel de estudios tan bajo que era hondo- se despachó sobre sus conocimientos audiovisuales con una frase bochornosa: "Mi única relación con la tele es el mando a distancia".

Ese trámite se ha cubierto ahora de nuevo con los candidatos propuestos por cada grupo parlamentario: de los nueve consejeros, cuatro son antiguos responsables políticos que se han quedado descolgados y sin sueldo y cuya relación con Canal Sur es tan inexistente como la de aquel ex diputado; otros cuatro sí son periodistas de larga trayectoria, aunque simultanearán sus funciones con las que desempeñan desde hace años en sus respectivos partidos. Es decir, su independencia es nula y cobrarán de la RTVA en vez de hacerlo de sus organizaciones. Tan solo una de las elegidas es una profesional -a propuesta por Cs- sin vínculo partidista alguno. Lamentablemente, este sesgo del consejo de administración hace que sus funciones casen más con las de un órgano de debate político que con las de un grupo de profesionales dedicados a verificar la solvencia de la RTVA, tanto desde un plano económico como periodístico.

Es hora de que se deje respirar a Canal Sur y a los muchos y excelentes profesionales que trabajan en la casa para que, simplemente, se preocupen de hacer periodismo. PP y Cs tienen ahora desde el Gobierno de la Junta la oportunidad y la responsabilidad de cambiar el paso. El mando deben ejercerlo a larga distancia. Y cuanto menos lo hagan, mejor para todos.

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