Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Un acuerdo histórico sobre Gibraltar

Si alguien ha cedido en este proceso ha sido el Peñón, sin que España haya renunciado a su soberanía

Si lo pensamos, no ha llovido tanto desde que García-Margallo proclamase su intención de colocar la bandera de España en lo alto del Peñón. Lo hizo a raíz de que los partidarios del Brexit se impusieran en Reino Unido en el referéndum celebrado el 23 de junio de 2016. Esta decisión forzó a yanitos y españoles a improvisar una solución diplomática con el objetivo de mantener unos vínculos sin los cuales no se entendería a día de hoy la vida de unos y otros a ambos lados de la Verja. El diálogo y el acuerdo no eran una opción, sino una obligación. Nadie en la comarca, salvo la derecha más recalcitrante, ajena por lo general a lo que se cuece por estos lares, consideraba un nuevo cierre de la Verja como una alternativa. Ya se sabe del gusto de algunos salvapatrias por envolverse en las banderas en busca del voto.

Ese proceso de diálogo se ha cerrado esta semana con un pacto histórico entre los gobiernos de España y Reino Unido, que, no obstante, dependerá para su puesta en marcha de que la Cámara de los Comunes refrende el próximo 11 de diciembre el acuerdo para el Brexit alcanzado por May con la UE. Será complicado, pero no imposible.

Como muy bien apuntó Quino López en estas páginas el pasado viernes, desde los afamados e incumplidos Acuerdos de Córdoba de 2006, España y Reino Unido (con Gibraltar empotrado en la delegación de este último) no habían pactado unos protocolos de entendimiento de tanto alcance. No solo se ha dado un paso importantísimo en favor de la buena vecindad entre los campogibraltareños y los yanitos, sino que se ha avanzado en la solución de litigios de ámbito nacional y de gran trascendencia que permanecen enquistados desde hace décadas.

A grandes rasgos, los cuatro memorandos suscritos abordan las siguientes cuestiones: garantía de mantenimiento de los derechos laborales adquiridos por los trabajadores españoles en Gibraltar; subida del precio del tabaco en el Peñón y rigor en la trazabilidad de este producto para evitar su entrada ilegal en España; cooperación policial y aduanera contra el tráfico de drogas, el contrabando, las redes de inmigración ilegal y los delitos contra la seguridad vial; mejoras medioambientales en el tratamiento de los vertidos sólidos y líquidos que se realizan desde la Roca y, finalmente, mayor cooperación en el ámbito fiscal a través de futuros acuerdos internacionales contra el blanqueo de capitales.

El tiempo nos dará la medida sobre la eficacia de lo acordado, aunque podemos extraer tres conclusiones importantes: si alguien ha cedido en este proceso ha sido Gibraltar, España no se ha cerrado ninguna puerta para mantener latente su reivindicación sobre la soberanía del Peñón y el diálogo se ha demostrado mucho más útil que cualquier decisión tomada a las bravas.

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