Parking natural del Estrecho 2

No había un espacio por ocupar por cientos de caravanas, remolques e incluso grandes camiones pesados

H ACE alrededor de dos años utilicé el privilegio que me proporciona esta columna para denunciar que el Parque Natural del Estrecho, a pesar de la superposición de normas de protección nacionales, europeas e internacionales, se había transformado en un gigantesco aparcamiento gratuito para caravanas que sin ningún tipo de control habían ocupado todos los espacios libres del Parque.

Un paseo durante el puente de mayo por carriles del Parque del Estrecho me han planteado la necesidad de denunciar nuevamente lo que he testimoniado y reutilizar el título de una columna anterior porque el problema no sólo no se ha solucionado, sino que se agrava sensiblemente. Prácticamente no había un espacio sin ocupar por cientos de caravanas, remolques e incluso grandes camiones pesados, que acampaban sin control por el espacio protegido. Parece difícil pensar que un espacio privilegiado se haya transformado en un aparcamiento gratuito para un turismo low cost, con una presión extraordinaria sobre la avifauna y flora del parque con montañas de residuos por todas partes y un descontrol absoluto.

Hace unos días representantes de la Junta de Andalucía celebraron en el teatro Florida el vigésimo aniversario de la aprobación del Parque por parte de la anterior administración socialista. Me pregunto realmente que celebraron sin son incapaces de gestionar mínimamente las obligaciones que derivan de la necesidad de proteger un espacio que goza, teóricamente, de instrumentos de protección de nivel autonómica, nacional, europea e internacional, normativa que se quedan en papel mojado ante la falta de voluntad de la administración de hacerla cumplir.

Estas semanas atrás todos los medios han venido cubriendo el despropósito planteado por la Junta de Andalucía en el espacio protegido de Doñana, con un desprecio absoluto a sus obligaciones jurídicas, que pone de manifiesto no solo el desinterés sino el desprecio de la administración autonómica hacia la protección del medio ambiente. Sin embargo, desafortunadamente no se trata solo de Doñana, testimoniamos en otros espacios protegidos esa desatención absoluta de la administración hacia los problemas y retos que plantea la necesidad de protección de nuestros ecosistemas más valiosos. Es ésta una obligación que nuestra generación tiene no solo en virtud de unas obligaciones jurídicas derivadas de la normativa, pero sobre todo por una deuda hacia las generaciones futuras a la que no podemos ceder una herencia envenenada y degradada de un patrimonio natural que no nos pertenece.

En unos días se celebrará en Algeciras una feria sobre los Parques Naturales de Cádiz. Estaremos atentos si abren un stand sobre las ventajas de un parque que es un aparcamiento gratuito con vistas al mar

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