La prensa escrita ha desempeñado siempre un papel clave en mi formación y en mi vida. Desde niño los periódicos diarios han formado parte de mi vida familiar. En mi casa su lectura diaria, comentarios y debates formaban parte de las rutinas de la familia. A lo largo de mi vida la lectura de la prensa siempre ha estado presente. Recuerdo con cariño en el Colegio Mayor, en mi época universitaria, las peleas y disputas por el acceso a El País como referente de una época convulsa y compleja. Como castigo a quien no corriera rápido le quedaba siempre el consuelo de otros periódicos, locales o nacionales.

Pero no se trata sólo de una experiencia personal. Toda sociedad democrática debe contar con medios de comunicación fiables como factor clave de un funcionamiento sano. Estos medios desempeñan un papel fundamental no sólo en la transmisión de la información, sino también en el fomento de una crítica fundamentada, en el control de las instituciones ante la necesidad de transparencia, en la promoción de la cultura, etc. Por ello, una de las primeras acciones de todo régimen autocrático es la imposición de la censura, el control de los medios y la represión del periodismo independiente. Según Reporteros sin Fronteras (RSF) en 2024 hay encarcelados 521 periodistas en el mundo por ejercer su profesión en países como China, Rusia, Marruecos, etc. Pero la represión no sólo se hace a través de encarcelamientos sino a través de amenazas, presiones y otros tipos de coacciones.

Desafortunadamente los teóricos regímenes democráticos no se libran de la presión al periodismo libre. Por supuesto no es comparable con la represión de las dictaduras y no pretendo compararlo, pero también en la Unión Europea las presiones a la prensa están también presentes. En Hungría el régimen de Orbán ha sido calificado como “depredador de la libertad de prensa” con enormes presiones políticas, económicas y legales a los medios independientes.

Para mí es especialmente preocupante la reacción del Gobierno de la Comunidad de Madrid ante la publicación por medios independientes de hechos que ponen en duda la honestidad de su presidenta. Como es conocido, su jefe de Gabinete ha amenazado recientemente a un medio con la expresión literal de “os vamos a triturar” y “vais a tener que cerrar”. Ante la reacción generada por estas amenazas la respuesta del Gobierno de la Comunidad ha sido de una torpeza inimaginable. No solo ha filtrado los nombres de periodistas que ejercían correctamente su profesión, sino que ha difundido unos bulos grotescos. No necesitan siquiera desmentirse porque son construcciones torpes e increíbles. Es grave que en España se pretenda coartar la libertad de prensa por quienes, ostentando poder, quieren evitar que se conozcan ciertos hechos por la ciudadanía.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios