Tenía que suceder. ¿Cómo el gobierno británico iba a tomar una de las decisiones más estratégicamente importantes de su historia, sin consultar al Parlamento? Sólo los ingenuos pueden tragarse la historieta de un primer ministro tontorrón que le da por convocar un referéndum y perderlo. La desazón ciudadana cundió tras la votación, no en vano la opinión pública había sufrido una de las campañas más rastreras que se conocen en la isla. Prestidigitadores falaces como Boris Johnson o Nigel Farage mintieron tan descaradamente que hasta lo reconocieron públicamente tras el triunfo del Brexit. La clave fue el manejo de los medios de comunicación, los más influyentes concentrados en las manos de Rupert Murdoch. Esta vez la prensa no se comportó sólo como el cuarto poder, simplemente fue el poder. Se consumó así un destino prefijado por el establishment británico, con la bendición de Donald Trump, al margen de lo que verdaderamente opinaran los ciudadanos. Maquiavelo dejó escrito que la casualidad es un plato que cocinan los listos para que se lo coman los tontos.

Más, hete aquí que una iniciativa popular lleva el asunto a los tribunales y estos sentencian que el Brexit sólo podrá ser ejecutivo, tras su discusión y aprobación en el Parlamento. Miren ustedes si lo tenían bien cocinado que ante la aparición de lo que pudiera ser un obstáculo, han sacado toda la artillería. Al día siguiente de la sentencia, los tres magistrados que la dictaron, salieron en portada, con peluca y todo, en varios periódicos. El Daily Mail subrayó la fotografía de los tres con el titular "Enemigos de la gente". En la misma portada les acusó de promover una crisis institucional. Por otra parte en The Daily Telegraph, las fotos esta vez en blanco y negro recibieron el titular: "Los jueces, frente al pueblo". The National publicó una foto del hundimiento del Titanic junto a las imágenes de Boris Johnson y Theresa May. "El Brexit será un éxito titánico", rezaba irónica la portada. El Daily Express, todavía mas crítico, afirmó: "Debemos salir de la Unión Europea", en letras grandes y con la bandera británica de fondo.

El Reino Unido saldrá de Europa, pero por el camino quedarán maltrechas la división de poderes y la soberanía popular. Algunas veces nuestros vecinos de la Roca, intentan darnos lecciones británicas de democracia. Hoy por hoy, en España, no machacamos al poder judicial, en primera plana.

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