Levantiscos

“La descalificación constante a todos menos los otros, ésos que usted sabe, lo veo un pelín sectario...”

Tengo tal hartazgo de la situación política actual que estaba pensando escribir un artículo sobre el concepto de santidad en El joven Papa de Sorrentino, maravilla totalmente recomendable. Pero no puedo. Cómo me voy a callar. Reconduzcamos perspectivas. Efectivamente ningún partido ha llevado jamás en su programa lo que pactara después de no poder tener una mayoría absoluta, véanse las campañas de todas las elecciones que se han ganado sin ganar. ¿Cuál es la sorpresa? ¿Votó el PP a Pujol in illo tempore o ahora al neofalangismo? La negociación es con los grupos de independentistas, ¿qué iban a pedir? Pues claro que ésta es la materia del negocio, ¿cuál es la sorpresa, de nuevo? La cuestión es qué alternativa política a Junts y Esquerra propone nuestro gallego: ¿la Ley? Esto es como un patrón que dice a su plantilla “¡Por mis cojones!”, ¿se callará ésta dócil y comprensiva en plena huelga? Infantilismo.

Por otra parte, si no se coincide con los grupos falangistas, fascistas y neonazis en Ferraz, ¿no es verdad que el PP se está apoyando en ellos? ¿Es correcto? ¿Es democrático? ¿Quién pone en riesgo real y constatable de quiebra al Estado? La respuesta a esta pregunta determina dos caminos bien distintos: debatir en el Congreso y las urnas cuando toquen para proponer; la defensa militar de la Constitución y la detención de Sánchez y la disolución del Parlamento. La respuesta es obvia, salvo que sea usted un levantisco. Yo puedo estar de acuerdo en no estar de acuerdo con Sánchez, pero no en lo de la ruptura de la democracia, lo dice libremente la oposición mientras controla el Senado, las Comunidades Autónomas, miles de ayuntamientos... no es creíble, me falla la forma. La descalificación constante a, casualmente, todos sin excepción menos los otros, ésos que usted sabe, lo veo un pelín sectario... porque ser sectario no es defender ideas, es no tolerar las de los otros... Estamos perdiendo el sentido democrático, que es la Ley, ciega y no mirando hacia donde usted quiere, y en España no hay riesgos de ningún tipo ahora, salvo los errores y las torpezas, porque los Tribunales no obedecen ni al Ejecutivo ni al Legislativo (qué coño protesta el Judicial, Cui prodest?).

Lo único que me queda claro es que los ultrarreaccionarios siguen evalentonándose, que Ayuso come fruta en Calcuta siendo la gran ruta de los ultras, y que si alguien de izquierdas se asoma fuera del cobujón que le tienen previsto, el 80% del poder efectivo de este país se coaliga para aplastarlo y destruirle la vida. Y no digo que venga Dios y lo vea porque lo del 36 fue Yihad, digo Cruzada.

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