Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Héroes

Los jueces y fiscales del Campo de Gibraltar siguen marginados en el escalafón por parte del Ministerio de Justicia

Paco, Miguel Alberto y Pepe no visten capa roja ni se ponen los calzoncillos a juego por encima del pijama. Es más, si les diera por saltar para emprender el vuelo, presumo que no se elevarían un palmo del suelo. Sin embargo, son mis héroes. Tenemos la suerte verles alzar la voz en defensa de los desfavorecidos, de los marginados, de quienes cayeron en el mundo de la droga empujados por quién sabe qué. Al frente de Barrio Vivo y de la Coordinadora Alternativas están ahí para tender una mano y tratar de sacar del agujero a todo el que lo desee. Sus voces las emplean para arremeter a pecho descubierto contra los culpables y sus cómplices, contra los narcotraficantes sin escrúpulos, contra los corruptos que les dan cobertura, contra quienes toman en sus manos dinero negro para defenderles, contra quienes aceptan hacer publicidad de sus negocios de tapadera, contra los estrategas con despacho de postín que diseñan sus chiringuitos financieros, contra quienes saben y callan.

Les pagan para ello, pero son también mis héroes los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que a diario bregan con una fauna de delincuentes que no da tregua. Sacan tiempo de donde no hay y suman horas extra que difícilmente verán retribuidas. Ocurre lo mismo con los profesionales de la administración de Justicia. Una pregunta para el ministro del ramo, Juan Carlos Campo: ¿Por qué los jueces y fiscales del Campo de Gibraltar están encuadrados en una escala profesional y salarial inferior a la de sus compañeros de otros puntos de España con igual o menor carga de litigios? Sin demérito de nadie, hablo de los de Hospitalet, Badalona, Tarrasa, Móstoles, Getafe, Fuenlabrada, Albacete o San Cristóbal de La Laguna, que se encuadran junto con los de algunos de capitales de provincia en el grupo 3 -el 1 es para los de Madrid y Barcelona y el 2, para los de otras grandes ciudades-, mientras los de Algeciras se encuentran en el 4 y los de La Línea y San Roque en el 5. Si alguna vez se preguntan por qué tantos buenos profesionales de la judicatura y la carrera fiscal piden su traslado del Campo de Gibraltar, acuérdense de la discriminación que soportan.

La Operación Jumita, desarrollada por la Guardia Civil bajo la instrucción del Juzgado nº 3 de Algeciras y la dirección de la Fiscalía Antidroga del Campo de Gibraltar, ha puesto al descubierto una red que llevaba mucho tiempo utilizando el Puerto de Algeciras como punto de entrada de cocaína en Europa. Han caído trabajadores portuarios, de Aduanas, empresarios... No hay nada como toparse con la realidad para recordar que el narco es un cáncer que se extiende hasta el último rincón y que sus consecuencias las pagan siempre los más débiles. Mala señal es que una sociedad no se dote de los medios necesarios para frenarlo y requiera de héroes para compensar sus carencias.

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