Han bastado una sentencia y apenas dos semanas para dar un vuelco sin precedentes a la política española. Sin comicios de por medio y sin la anestesia que inoculan las tediosas campañas electorales. El miércoles pasado coincidieron en todos los medios de comunicación, de un lado, las caras de funeral de los dirigentes del PP y, de otro, la alegría socialista al tiempo que se desvelaban los nombres del nuevo Ejecutivo. Varias conclusiones sobre este último: se trata de un equipo con vocación de permanencia, en absoluto transitorio, y destinado a prolongar su trabajo todo lo que pueda para dejar huella y lograr que el PSOE recupere votos, tanto en las próximas generales como en las autonómicas y municipales. Es también un gabinete -Calviño, Borrell y Planas- que lanza a la Unión Europea un mensaje de estabilidad, nada supeditado a bravuconadas independentistas, y con un marcado perfil feminista (once ministras, incluida la vicepresidenta, y seis ministros) como prueba de que Pedro Sánchez ha cazado al vuelo el mensaje del 8 de marzo, que llenó las calles de España de voces pidiendo igualdad real. Y un aviso a navegantes, por si cunde el ejemplo: el verdadero líder no es el más inteligente, sino el más listo porque sabe rodearse de personas más preparadas que él.

Es un Gobierno plagado de profesionales de primer nivel cuyo reto será superar la paradoja de manejar un país teniendo en sus manos los presupuestos elaborados por un partido distinto y, doble pirueta con salto mortal, de elaborar y aprobar los de 2019 contando de partida solo con el voto de 84 diputados de un total de 350. Sin olvidar a un Senado teñido de añil oscuro con vocación al bloqueo.

En lo que nos afecta de lleno y cerca, habrá que estar muy atentos a los pasos de Borrell como titular de Exteriores. La activación del Brexit el 29 de marzo de 2019 obliga a acelerar al máximo las negociaciones con Reino Unido a fin de alcanzar antes de esa fecha un acuerdo que garantice, al menos, la agilidad en el paso de personas al Peñón en beneficio de los miles de trabajadores españoles que se ganan el pan en la Roca. La labor desempeñada por sus antecesores, García-Margallo y Dastis, como coordinadores de la acción del Gobierno en la comarca ha sido lamentablemente nula, sin avances en cuestiones como el uso conjunto del aeropuerto de Gibraltar y con un nivel de inversiones estatales paupérrimo en todos los niveles.

Dos apuntes finales: ¿En qué medida influirá el origen valenciano del ministro de Fomento en el desarrollo del Corredor ferroviario Mediterráneo? ¿Hasta qué punto es consciente el nuevo equipo de Interior de que la lucha contra el narcotráfico, el yihadismo y las mafias de la inmigración requieren en el Campo de Gibraltar de más y mejor atención?