Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Crisis del comercio en el centro

Son las tiendas de ropa, las librerías, las ferreterías y los pequeños talleres de reparación los que animan las calles y evitan los guetos

Una pandemia de proporciones bíblicas e inimaginables ha agravado de forma notable la crisis que azota desde hace años las tiendas de las calles del centro de nuestros municipios más grandes -en La Línea, pero especialmente en Algeciras- a causa de los elevados precios del alquiler de muchos locales y de la paulatina fuga hacia las áreas comerciales periféricas de las grandes cadenas textiles. Sin las tiendas de estas últimas, la ciudad pierde fuelle debido al gran volumen de ventas que generan, al número de trabajadores con que cuentan y a su complementariedad con otros establecimientos que se benefician de su presencia, como es el caso de los bares y restaurantes.

El debate se ha avivado estos días en Algeciras por motivos justificados tras el adiós a la calle Ancha de tres tiendas más en el último mes. El cierre de los comercios y la secuencia de escaparates vacíos no es un problema solo de los empresarios que tuvieron que echar el candado y que vieron naufragar sus proyectos, sino de buena parte de la ciudad porque, si no hay establecimientos abiertos, la actividad se ralentiza y se ponen en riesgo señas de identidad y un modelo de convivencia en el que los comercios juegan el papel de muñidores. Basta para comprobarlo con darse un paseo cualquier tarde o los fines de semana por la zona baja algecireña. Son las tiendas de ropa, las librerías, las ferreterías, los pequeños talleres de reparación, etc, los que animan las calles, las estructuran socialmente y evitan que se conviertan en guetos.

En el caso de Algeciras, su Ayuntamiento -y eso incluye a los grupos de la oposición, porque están obligados a impulsar la acción del gobierno local- está obligado a tomar medidas para que el centro de la ciudad recobre el pulso. Se echan en falta actuaciones en varios frentes, desde un apoyo más decidido en materia impositiva a limpieza y obras de mejora urbana en las calles, sin olvidar campañas de promoción continuada. Hay quienes achacan a la peatonalización de las calles el vaciamiento del centro urbano, pero ese proceso, más bien, ha permitido devolver su espacio a los peatones y ha acabado en buena medida con la contaminación atmosférica y acústica. Siempre hay matices, pero en el caso de Algeciras se cuenta con aparcamientos a precios más o menos asumibles y con la gran bolsa de parking gratuito del Llano Amarillo, un lujo situado a apenas un centenar de metros de la Plaza Alta e inexistente en la innmensa mayoría de las ciudades.

¿Por qué en Semana Santa, Navidades o Tosantos está lleno el centro de Algecitas y se llenan de coches los aparcamientos? Porque hay acontecimientos que atraen la atención del público. En las manos del Consistorio y de los propios comerciantes está hacer promoción y generar actos e iniciativas que atraigan a potenciales clientes, con el permiso de la Covid-19: pasacalles, rutas gastronómicas, pasaportes de descuentos en las tiendas, concursos de fotografía o de pintura al aire libre, apertura del mercado Torroja más allá de los horarios ordinarios, vales de descuento en los aparcamientos, pequeños conciertos y otras actividades culturales pueden ser algunas propuestas a ensayar. Todo, menos mirar absortos cómo baja la persiana de una tienda para no volver a levantarse.

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