Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Corta y pega

Había semanas en las que empezabas entrevistando a Chaves y acababas el domingo haciendo una crónica de fútbol

Los primeros recuerdos que me vienen a la cabeza son una nube de humo permanente adherida al falso techo de la redacción, el olor rancio a tabaco, una bola de papel cruzando el aire en dirección a una coronilla y las voces, al fondo, de los redactores de la sección de Deportes, divididos a la par entre sevillistas y béticos. Esta semana ha cerrado sus puertas El Correo de Andalucía, decano de la prensa sevillana, dejando atrás 120 años de historia y poniendo en la calle a sus 29 trabajadores, que hasta el último día han dado el callo como jabatos para mantener vivo su periódico.

Casi nueve años pasé en aquella nave ya derruida de la Carretera Amarilla, que acogía a la redacción y a la rotativa, presidida por la imagen en un enorme azulejo del fundador del diario, el cardenal Marcelo Spínola. Gran parte de lo que sé como periodista y soy como persona lo aprendí gracias a muchos a los que hoy, aun separados por la distancia y el tiempo, sigo considerando como amigos del alma. Fue para todos una escuela y una casa en la que nos enseñaron el respeto a la hoja en blanco, a ponernos en el pellejo de las personas sobre las que escribimos, a preguntarnos por los intereses de los lectores, a medirnos con la competencia, a hacernos con una agenda de contactos (y a guardarla como un tesoro), a cortar el rollo de papel de los teletipos en el borde de una mesa y a pegarnos muchos coscorrones cuando las cosas no salían. Había semanas en las que empezabas entrevistando a Chaves y acababas el domingo en Utrera, haciendo la crónica del Sevilla Atlético.

A El Correo le ha dado la puntilla una gestión empresarial disparatada sobre la que alguien podría escribir una tesis y el circo en el que se ha convertido el mundo de la información, donde el periodismo batalla contra las fake news, los arribistas de medio pelo y los piratas disfrazados de comunicadores, que lo mismo se inventan un mal llamado periódico digital para ejercer el chantaje que administra el gabinete de prensa de una institución, sin tener trabajadores contratados, sin una sede física, sin director y con menos papeles que un gato.

Escribo estas palabras un viernes y, al menos, dos de esos pasquines que no saben dar ni la hora correcta han plagiado hoy literalmente la información publicada en Europa Sur sobre las remuneraciones públicas de los alcaldes del Campo de Gibraltar. Para redactar la información aparecida en estas páginas, Raquel Montenegro consultó las webs del ministerio correspondiente, de la Diputación de Cádiz, de los siete consistorios y de la Mancomunidad de Municipios, sumó cifras y elaboró un cuadro comparativo, tareas que requirieron de unas cuantas horas, profesionalidad y oficio ganados con los años. En su desahogo, los artistas del corta y pega nos han copiado hasta el titular. Si se cruza con alguno de ellos, un consejo: cambie de acera.

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