Carta de Bill y Melinda

Hay quien critica a estos ricos que se preocupan por sus semejantes. Podrían no hacerlo, pero lo hacen

Tengo para mí que existen dos clases diferenciables de "hipersupermegaricos". Una la forman los que dilapidan sus fortunas en casoplones, yates, modelos macizas y otros placeres. La otra, la componen los que, conscientes de que se tienen que morir y de que el pijama de pino no tiene bolsillos, emplean su tiempo y riqueza en beneficio de la sociedad. De este último grupo de filántropos forman parte Bill Gates y su esposa Melinda que dan sentido a su vida, ayudando a los demás. Mediante la Fundación Gates, investigan en los distintos campos sociales que a menudo no se atienden desde los gobiernos y corporaciones. Así, en estos momentos, la educación de las niñas, el estudio de partos prematuros, la recopilación de datos no sexistas, la innovación en el cambio climático o el análisis de los jóvenes violentos son objeto de su interés. Anualmente, escriben a la opinión pública una extensa carta, muy interesante de leer, en que reflexionan sobre los avances y dificultades de su obra. En uno de los apartados de la carta de este año, se habla de una investigación sobre algo que yo no habría nunca pensado.

Los inodoros, siguen iguales, un siglo después. "Más de 2.000 millones de personas de todo el mundo carecen de acceso a uno decente. Sus desechos acaban en el entorno, sin haber sido procesados, provocando la muerte de 800 niños al día. Y exportar soluciones de saneamiento del mundo rico no es una opción, ya que requieren un sistema de alcantarillado que es demasiado caro construir y que consume grandes cantidades de agua". Vivir sin un inodoro es difícil para cualquiera, pero las mujeres y las niñas son las que más padecen su ausencia. Hay mujeres que sufren daños renales por retener su orina durante toda la noche, para no tener que ir a baños públicos peligrosos. Otras tienen como único lugar para defecar un campo abierto, con lo cual restringen su consumo de alimentos durante todo el día y esperan a que se haga de noche para poder hacer sus necesidades con privacidad. A diferencia de los inodoros actuales, los del futuro son independientes. Básicamente son unas diminutas plantas de depuración capaces por sí solas de matar a los patógenos y hacer los residuos inocuos. Ya existe un modelo que se trata de abaratar. Salvarán millones de vidas. Hay quien critica a estos ricos que se preocupan por sus semejantes. Podrían perfectamente no hacerlo, pero lo hacen.

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