Yo no sé ustedes, pero servidor todavía no se ha repuesto del asombro e indignación del pasado fin de semana. En plena epidemia, varias ministras del gobierno agarran la pancarta al frente de una de las manifestaciones feministas más numerosas que se recuerdan. El lema de la protesta, era: solas y borrachas. Tengo para mí que se quedaron cortas, debía decir, solas, borrachas y contagiadas. A la vez el Atlético de Madrid llenaba el Wanda y Vox Vista Alegre. En todo el país se sucedían otras manifestaciones a pequeña escala. Viendo la tele tuve la misma sensación que Nerón, viendo quemarse Roma, sólo que sin acompañamiento musical, porque no sé tocar la lira. Unas horas antes los responsables de comunicación en esta crisis, se ponían de perfil, balbuceando extrañas alegaciones al libre albedrío de la gente. En ese momento no pasaba nada, pero tan solo ¡12 horas después!, se daban patadas en el culo cerrando centros escolares y universitarios, aislando barrios y cortando comunicaciones con Italia. Por un extraño momento político de gloria se expuso a la población, a un riesgo cierto, a sabiendas. Luego piden confianza en las autoridades que cuidan de la salud pública. Como en el chiste de El Roto: "No sé si creer las noticias falsas o las mentiras oficiales".

Hemos visto pelar las barbas de nuestro vecino italiano, pero no hemos puesto a remojar las nuestras y vamos camino, por dejadez, del bloqueo total. Se les llena la boca diciendo que tenemos el mejor sistema sanitario de Europa. Vamos a ver, los médicos, tienen toda mi confianza. Con ellos, nunca nos va a pasar como con los controladores aéreos que hacen huelga cuando más se necesitan, o como los policías municipales que aprovechan las ferias, para reivindicar sus condiciones laborales, pero ellos, junto con el resto del personal sanitario, son los más expuestos . Otra cosa va a ser, las instalaciones, en las que se ha recortado presupuesto durante los años de la crisis. Veremos cómo aguantan. Lo positivo está, en que por mucho audio alarmista que circule por ahí, el 85% de los casos, son leves. Seguramente habrá más casos de los confirmados, porque los hay asintomáticos o con catarro en casa, sin testar. Otros le temen a la sala de espera de un centro sanitario o al estigma social y cuarentenas forzosas. Intentemos hacer bien, lo que nos toca hacer para protegernos y confiemos en la solidaridad de nuestros vecinos. Todo empieza, todo termina. Todo tiene su tiempo y su momento.

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