Unionistas - Real Balompédica | La crónica

La Balona se difumina (1-0)

  • Los albinegros, que no lanzan a puerta, caen por deméritos propios en Salamanca

  • Los linenses no ejercen en el primer tiempo y carecen de ideas tras el 1-0

  • El árbitro invalida en el 94' una jugada que acaba con gol de Borja López

Los jugadores de la Balona se dirigen al árbitro para protestar al final del partido

Los jugadores de la Balona se dirigen al árbitro para protestar al final del partido / La Gaceta de Salamanca

Ni hace méritos ni tiene suerte. Malo cuando se está en la lucha por sobrevivir en esta exigente Primera Federación. La Real Balompédica  -mermada por las bajas no hay que olvidarlo- se está atragantando con este momento de la competición que se antoja tan decisivo. Los linenses completaron un mal (muy mal) partido en Salamanca. Faltos de garra primero y de ideas después, cuando se vieron por detrás en el marcador. Pero incluso así pudieron empatar en una penúltima jugada que deja muchas, muchísimas, dudas. Por no escribir todas. Fran Morante, que había salido al final para hacer de Alexanco, tocó a un defensor en un balón dividido y el árbitro interpretó juego peligroso e hizo sonar su silbato con una rapidez inusitada. Después de eso Borja López impactó y el balón llegó a la red, pero ya no valía.

Ese consuelo, el de la seguramente legítima protesta, es el único que le queda a un equipo de La Línea desdibujado que a la espera de ver cómo acaba la jornada vuelve a tener demasiado cerca la zona del azufre. Porque ha sumado dos puntos de nueve. Y uno en duelos directos con Badajoz y Unionistas, que por cierto con este resultado se queda también con el golaveraje. Que nunca se sabe si será o no importante, pero ahora lo parece.

El primer tiempo fue soporífero. Rayando lo insoportable. Largo a más no poder. La responsabilidad atenazó a los equipos, pero sobre todo al de Rafa Escobar. El mismo miedo que atenazó a los hinchas balonos, que son conocedores de que Alberto Varo está acudiendo al banquillo muy limitado, cuando vieron a De la Calzada irse al suelo a los ocho minutos y hacer gestos de que tenía problemas en el cuádriceps. Todo quedó en el susto.

En ese ¿fútbol? deslabazado de los primeros 45 minutos Unionistas fue mejor. Tampoco es que fuese muy difícil. De hecho el exalgecirista Unai Veiga estrelló un disparo en el poste cuando aún no se había alcanzado el primer cuarto de hora.

El árbitro, que se veía que no tenía intención precisamente de ayudar a los visitantes (que esta vez vistieron de celeste) salvó con una tarjeta amarilla un arreón de Óscar Sanz a Masllorens que perfectamente se podía entender como una agresión, entre otras muchas cosas porque ni uno ni otro podía llegar ya al balón. Todo lo dudoso caía para casa. Un árbitro vasco, que inevitablemente invita a recordar al infausto Gorostegi Fernádez.

Mientras la Balona seguía sin dar señales de vida, Unionistas tuvo la segunda del primer periodo. Chapela aprovechó un despiste de Nico Delmonte, pero el portero balono desbarató.

Llegar con el empate al descanso no era un mal resultado para los linenses, que prescindieron de Álex Guti en el descanso. El de Algeciras, que había tenido problemas físicos durante la semana, no tuvo precisamente su mejor día. Es más que probable que ambos hechos estén relacionados.

La igualada les duró poco. Muy poco. Nada más reanudarse el juego tras el paso el vestuario Blázquez se orientó hacia el marco balono y cuando se acercaba al área se vio beneficiado por un inoportuno resbalón de Antonio Romero. El disparo posterior desde la frontal fue sencillamente, inapelable. Un poquito después la volvió a tener el conjunto charro y otra vez apareció Dela.

A partir de ese momento cambió un poco la escenografía del partido. La Balona tomó el balón (de hecho acabó con más posesión que el rival) y se metió en el campo enemigo. Pero sin ideas, sin fluidez. Unionistas llevó a cabo lo que viene siendo un repliegue intensivo y con eso le bastó para mantenerse. Pero para sostenerse sin pasar apuros. Resulta complicado entender qué impide a los futbolistas lanzar desde fuera del área cuando un rival se atrinchera de esa manera. En realidad en este encuentro lanzar desde cualquier lado, porque los minutos pasaban y Salva de la Cruz no hacía una parada.

En el tramo final, la ruleta rusa de las sustituciones que esta vez cayó cruz. Posiblemente de manera injusta por mor de esa jugada del 94', pero no inmerecida a la que no sería bueno agarrarse para que el árbol impidiese ver el bosque. 

La Balona tiene que ofrecer más para aminorar las angustias del tramo final. Y necesita recuperar efectivos. Pero también esa imagen de solidez que le permitió remontar cuando las cosas estaban mucho peor.

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