UE Costa Brava - Real Balompédica | La crónica

Empate útil de una Balona insípida (0-0)

  • Los albinegros necesitan de Nacho Miras para no caer ante un Costa Brava muy endeble

  • Los linenses, mejores hasta el descanso, desaparecen tras el intermedio

  • El árbitro, que perdona dos expulsiones a los locales, condiciona el encuentro

Borja López, sorprendente novedad en el once, golpea en presencia de Calatrava

Borja López, sorprendente novedad en el once, golpea en presencia de Calatrava / Sara Arribó

Un punto es un punto, porque al andar se hace camino y más en esta Primera RFEF que se demuestra tan puñetera. Pero sabe a poco. A muy poco. La Balompédica arranca un empate sin goles en Palamós, enlaza cuatro jornadas sin perder y, aunque con un partido más, comparte la cuarta plaza. Visto así, todo OK José Luis que dijo aquel. Pero los noventa minutos ante el Costa Brava dejan la sensación de que los linenses dejaron escapar vivo a un rival mucho más -infinitamente más- endeblito que sus anteriores enemigos. Ahí está su clasificación para corroborarlo.

Para colmo, los albinegros (que vistieron otra vez de rosa) necesitaron dos paradones de Nacho Miras -fiel a su cita con el acierto- para no volver de vacío, lo cual ya roza lo inaceptable. El capitán de los locales, el curtido meta Marcos Pérez, no tuvo que emplearse a fondo ni una sola vez. El puntito, que vale para seguir acercando la permanencia, no es malo en la estadística que será lo que cuente en la jornada 38 pero deja un regusto amargo a aburrimiento supino y a falta de ambición.

Romerito introdujo un cambio en el once. Inesperado. Dio entrada en el eje de la zaga a Borja López, que desde hace semanas venía llamando a la puerta de la titularidad, y sacrificó a Fran Morante, el autor del tanto que le dio la victoria a los de La Línea una semana antes frente al Cornellá. El resto, los mismos, aunque alguno parecía diferente.

El primer tiempo fue de juego intenso, de mucha presión, sobre todo en la zona ancha, pero de poco fútbol. Bueno, poco es ya decir algo. Dos equipos casi irreprochables tácticamente apenas se hacían concesiones, como queda demostrado en que unos y otros solo protagonizaron un disparo a puerta en el primer periodo. Ambos desde la frontal del área y los dos se marcharon fuera por poco. El de la Balona lo ejecutó Chironi al minuto de comenzar la contienda. El de los del Bajo Ampurdán, Gil Muntadas también en el tramo inicial de la contienda.

En unos 45 minutos en los que siempre daba la sensación de que la Balompédica acudía más a las inmediaciones del área rival pero no terminaba de encontrar ese imprescindible último pase, casi no pasaban cosas relevantes. Hasta que en el 43' el árbitro condicionó el resto de la contienda. El veteranísimo Xumetra pisó -da toda la impresión que de forma deliberada y si no, que hubiese tenido más cuidado- a Nacho Miras cuando éste salió abajo. Seguramente porque el trencilla sabía que el atacante ya estaba amonestado, no se atrevió ni a enseñarle la amarilla. Una concesión al conjunto catalán.

En la segunda parte y cuando cabía esperar que, a la vista de las debilidades del contrincante, fuese la Balona la que diese el paso adelante, la que tomó el mando fue la UE Costa Brava, a la que además el árbitro indultó a otro futbolista, esta vez a Monreal. El equipo de Romerito apenas lograba pasar del centro del campo con el balón y aunque no es que fuese un asedio, en el 61' un disparo de Gil Muntadas obligó a Nacho Miras -¿y cuándo no?- a sacar una manopla en la mismísima escuadra.

A esa acción siguieron los momentos más difíciles para la Balompédica en toda la fría noche. Una sucesión de saques de esquina puso en peligro la integridad de su marco. El último se resolvió con un cabezazo de Galindo se marchó apenas unos centímetros por encima del marco.

La Balompédica seguía acumulando minutos sin presencia ofensiva y su único escarceo fue, otra vez, un disparo más bien inocente de Chironi desde la frontal que durmió en las manos de Marcos.

En esta segunda entrega siempre daba la sensación de que el conjunto gerundense, sin alardes, porque es un equipo que tampoco da para tirar cohetes, tenía más ganas de vencer. De hecho en el 77' la Balona tuvo que recurrir otra vez a su portero, tras un peligroso cabezazo abajo de Julen Monreal tras un saque de esquina botado Romero.

A diez del final el banquillo balono comenzó a mandar el aviso de que daba por buena la igualada, dando entrada a Abdoul Bandaogo en lugar de Dorrio, que no es que estuviese muy activo.

El tramo final dejó poco, muy poco. Lo justo para que el choque acabase sin goles y para que la Balona alargue al menos otras dos semanas su racha de viajes en los que no consiguió ganar, que tiene su génesis en el triunfo en Córdoba el pasado diez de abril. Llover, lo que se dice llover, no es que haya llovido mucho, pero ya tocaba. Y ésta era, a la vista de lo que sucedió en el césped, una oportunidad piripintada que los linenses dejaron escapar.

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