Faltaban aún diez años para que a Stan Lee se le ocurriera el primer comic de Spiderman cuando los periódicos (deportivos) empezaron a dar noticia del primer humano al que se le atribuían habilidades de arácnido. Se trataba de Lev Ivánovich Yashin, el guardameta del Dinamo de Moscú y la selección soviética, al que por su extraordinaria elasticidad, su instinto, su rapidez de movimientos y, además, su costumbre de salir siempre al terreno de juego con una equipación totalmente oscura se le conocía popularmente como la Araña Negra.

En un tiempo en que primaba el fútbol ofensivo (los equipos contaban con tres defensas frente a cinco delanteros) el puesto de portero era una posición devaluada y Yashin la reivindicó convirtiéndose en un especialista que ganaba partidos por el sencillo método de mantener su portería a cero. Alto y enjuto, los tres palos encuadraban una hierática figura que impresionaba a los atacantes contrarios. Parecía que sus brazos (cuán las patas de un inquietante artrópodo) se multiplicaban a la hora de atajar balones.

Fue el primer guardameta en utilizar guantes y el gran innovador del rol del portero. Se manejaba bien con los pies ejerciendo a menudo de libero de la defensa. Extendió su influencia hasta el borde del área grande y fue de los primeros arqueros en iniciar el juego con la mano efectuando precisos pases que facilitaban el contrataque. Bajo los palos exhibía unos reflejos felinos, era muy seguro en los balones por alto y extremadamente valiente a la hora de disputar la pelota a los delanteros, siendo legendarias sus salidas en plancha a los pies de los atacantes contrarios.

Participó con su selección en cuatro mundiales y ganó la primera Eurocopa. Ha sido en único portero galardonado con el Balón de Oro (1963) y ha dado su nombre al trofeo con que cada año la revista France Football reconoce al mejor portero del mundo. Lev Yashin sirvió de leitmotiv para el cartel anunciador del Mundial de Rusia de 2018: le vemos en el trance de realizar una elegante estirada para interceptar un balón en forma de globo terráqueo donde se observan los contornos del mapa de Rusia.

Recuerdo haberle visto por primera vez en el NODO (las televisiones eran entonces un lujo al alcance de muy pocos) en la final de la Eurocopa de 1964 que disputaron Rusia y España en el Bernabéu. El resultado fue 2-1 a favor de selección nacional que entonces dirigía José Villalonga. El gol que nos dio la victoria lo marcó de cabeza Marcelino (el 9 de los míticos "cinco magníficos" del Zaragoza) en el minuto 84. Esa jugada fue la excepción a la regla en la tremenda fiabilidad de la Araña Negra. Yashin… ¡hizo la estatua!

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