La noche

A nadie se ha demonizado con tanta contundencia como se ha hecho con pubs, discotecas o salas de conciertos

No descubro nada diciendo que el ocio nocturno es uno de los mayores damnificados de la crisis económica que nos afecta, por los obligados cierres o reducciones de horarios y aforos de los establecimientos, pero también por la falta de empatía y sensibilidad de las Administraciones, a las que parece resultarles indoloro el casi irreversible hundimiento, en lugar de actuar como su salvavidas. Incluso les resulta cómodo y oportuno, da la impresión.

Es obvio que contra el virus es necesaria la prevención, y con ello, las restricciones en estos negocios, pero que ello no dé pábulo para impulsar su desaparición, pasivamente, permitiendo ahogarse el naufrago.

A nadie se ha demonizado con tanta contundencia, sin duda, como se ha hecho con pubs, discotecas o salas de conciertos, adjudicándole el no probado papel de ser fuente de propagación del virus, lo cual cae por su propio peso cuando observamos la agravada segunda ola que sufrimos, de la que poca o ninguna culpa tiene el claudicado sector, con sus persianas bajadas.

Las reuniones generadoras de contagio, siguen dándose, así es aún nuestra inconsciencia, sustituyéndose la mesa o la barra del pub, por el agradable jardín del adosado del amigo, los más mayores, o por el furtivo botellón, los menos.

No se si los miopes gobernantes conocen las cifras de negocio y de impuestos, que genera el sector, el empleo que crea, y la casi absoluta inexistencia, a día de hoy, de alternativas económicas en algunos municipios, sobre todo turísticos o con comunidad universitaria. Tampoco parecen conocer el peso cultural y social, que han tenido estos locales, donde hemos escuchado a nuestras bandas, hemos acudido a exposiciones de nuestros artistas locales, o se ha conversado como en ningún sitio, de lo divino y lo humano, del gobierno de turno, o con aquella

persona que luego se convirtió en tu compañera de vida. Todo ello no se puede sustituir por grupos de Whatsapp, videos de Youtube, o discusiones de Twitter. Quizá en Finlandia si, pero no

aquí.

Sé que los recursos son limitados y que hay que reforzar la Sanidad y la protección de los más débiles, por encima de cualquier otra necesidad. Es lo que toca, y lo justo. Pero no se debe abandonar a este sector en estos difíciles momentos, aunque sea con el más mínimo gesto de comprensión y ayuda, no solo por las cifras que mueven, sino porque casi como ningún otro, representa como somos, un pueblo abierto, luminoso, alegre y con talento.

Perder la noche será perder una de nuestras señas de identidad. Quizá a algunos le interese, o no perciba tal perdida.

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