Reflexiones
Jesús Verdú
¿Es posible la paz en Ucrania?
La industria cinematográfica de Hollywood se queja ahora de que no va la gente al cine a ver sus películas, hasta un 40% se cifra la caída de espectadores. Trump, en su histrionismo de chulo de patio de colegio, amenaza con cargar contra el “cine extranjero” imponiéndole unos aranceles, su arma favorita últimamente, del 100% nada menos. Política arancelaria, la de este peculiar sujeto, que parece chocar con su concepción ultra capitalista y ultra liberal de la vida, él sabrá.
La verdad es que la relación del actual presidente con el cine viene de lejos, pues ha hecho algunas apariciones como actor invitado en películas desde los años 90 del pasado siglo. Su relación con la meca del cine es más bien tormentosa e inconstante. De hecho sabemos que Hollywood es el paradigma de la cultura woke y de lo políticamente correcto, aunque esto de lo políticamente correcto en el cine norteamericano varía según las épocas y las modas. Indudablemente, ese nido de progresistas ha hecho y hace permanente campaña contra el conservador Partido Republicano en general y contra Donald Trump, muchos más virulentamente, en particular. No son pocas las estrellas del Star System que se manifiestan continuamente en sus intervenciones en público contra el presidente y sus políticas.
Ya lo dice el refranero español y uno no se acuerda de Santa Bárbara, por cierto una muy cinematográfica ciudad costera al norte de Los Ángeles, hasta que truena. Y en las colinas hollywoodienses la tormenta está arreciando. A pesar de ello, y según publica la CNN, lejos de respaldar las intenciones del presidente, cineastas y financieros del mundillo, no comparten la intención de poner tamaños aranceles a las películas producidas fuera de los Estados Unidos, ya que consideran que puede perjudicar más que beneficiar a la cinematografía nacional.
Lo que Hollywood debería considerar es si la culpa de todo no será la deriva del cine que ellos producen hacia unas insoportables cotas de inanidad. Una superficialidad no ya para adolescentes, que están en otras cosas (redes, YouTube) sino películas infantiloides para un público engullidor de palomitas que se aturde entre tanta explosión, persecuciones y balaceras interminables. Acción intentando emular los videojuegos y política woke que cansa ya de tanta idiotez.
También te puede interesar
Lo último