La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

No a la guerra de agresión

El "no a la guerra" iguala a agresores que atacan y agredidos que se defienden

Comprendo el bienintencionado "no a la guerra" que los manifestantes, ucranianos incluidos, corean. La guerra es lo peor, más odioso, destructivo y asesino que a un país le puede suceder. Pero el "no a la guerra" iguala a quienes combaten ignorando que la mayoría de ellas, como ahora sucede, se libran entre agresores que atacan y agredidos que se defienden. Si los agredidos no se defendieran no habría guerras. Si la Segunda República se hubiera rendido a Franco no habríamos sufrido la Guerra Civil. Si después que Alemania invadiera Polonia, Inglaterra y Francia no le hubieran declarado la guerra -sabiendo además que su hambre de espacio vital no se saciaría con eso- no habría estallado la Segunda Guerra Mundial. ¿Es esto lo que desean los manifestantes? Creo que no. Por eso lo que debería gritarse es "no a la guerra de agresión".

Según la Corte Penal Internacional, como se recoge en el Estatuto de Roma, un acto de agresión es "el uso de la fuerza armada por un Estado contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia política de otro Estado". Y se considera que un dirigente comete un crimen de agresión "cuando, estando en condiciones de controlar o dirigir efectivamente la acción política o militar de un Estado, dicha persona planifica, prepara, inicia o realiza un acto de agresión que por sus características, gravedad y escala constituya una violación manifiesta de la Carta de las Naciones Unidas". Parece que las responsabilidades de Rusia y de Putin están claramente fijadas. Y que puede decirse, sin temor a simplificar la larga y tortuosa relación entre Ucrania y Rusia, que se trata de una guerra o acción de agresión por parte de Rusia y de defensa por parte de Ucrania.

Cómo detener a Putin en la era atómica es otra cuestión. Hitler, afortunadamente, no logró tener la bomba atómica. Estados Unidos la lanzó sobre Hiroshima y Nagasaki desatando un horror y un pánico mundial que ha impedido -desactivada la crisis de los misiles de 1963- que estalle una guerra mundial en los últimos 77 años. Ya conocen la frase atribuida a Einstein: "No sé con qué armas se peleará la Tercera Guerra Mundial, pero la cuarta será con palos y piedras". Oppenheimer, considerado el padre de la bomba atómica, citó estas palabras del Bhagavad Gita hinduista: "Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos". Rusia tiene 6.225 cabezas nucleares.

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