La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Lo que no tiene arreglo

Aquel viejo dicho de "ciudad bravía, cien tabernas y una sola librería" se cumple aquí

Si el Ayuntamiento cometió el carísimo (entre 100 y 120 millones de euros) reginicidio de las setas, que ahora cierre allí bares que incumplen la normativa y se saltan a piola los procedimientos es querer tapar el desbordamiento de una presa con un tapón de corcho o intentar acabar con una plaga de langosta espurreando insecticida con un pulverizador flix con émbolo, mango de madera y cargador con forma de lata de conserva. Los establecimientos, por supuesto, deben respetar leyes y normas. Pero lo de la Encarnación y el ensanche de Regina no tiene arreglo. Porque lo construido ha determinado la definición y el uso de los espacios.

El historiador del arte experto en arquitectura industrial y profesor titular de la ETS de Arquitectura Julián Sobrino ha dicho recientemente: "El Metropol Parasol es el paradigma de lo que no se debe hacer en una ciudad. Por varios motivos. El primero, en relación con el lugar en que se encuentra, porque en un entorno de centro histórico, no era aceptable que aterrizaran unos platillos volantes. En segundo lugar, porque esos platillos volantes no se corresponden con el volumen, la trama, la altura o la textura de la Encarnación y el centro histórico. Recuerdo que [Sánchez Monteseirín] hablaba de Tiffany's y no sé cuál otra [gran firma] y de que se iba a formar una especie de quinta avenida neoyorquina, cuando lo único que llegó allí fueron bares de franquicias que venden cubos de cerveza a cinco euros" (ABC, 1-4-19). Y aquí recordaba con ironía el compañero José Joaquín León que "en los 19 años del siglo XXI, las principales aportaciones históricas legadas por Sevilla a su patrimonio son las setas, la Torre Pelli y puede que el Lagoh".

Birra City, bar de Moe, Oktoberfest con un año de duración… Llámese como se quiera, pero aquel viejo dicho que se ha aplicado a muchas poblaciones de "ciudad bravía, cien tabernas y una sola librería" se cumple aquí. Y podría añadirse: "…y ninguna cafetería". Una ausencia que desarraiga a Sevilla de sí misma, perdidos tantos y tan lujosamente parisinos como tuvo -con las cumbres tal vez del de París y el Gran Britz-, y desarraigándola de una Europa que según el sabio George Steiner tiene en los cafés una de las señas de identidad de sus ciudades. La memoria… Déjenme recordar que solo en Sierpes tuvo esta ciudad tres cines, cuatro librerías, dos confiterías, seis cafés y hasta un frontón.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios