La educación es una de las profesiones más bonitas, para mí la mejor. La valoración social de la educación no es buena, el comentario más usual sobre el trabajo de los maestros es que tenemos muchos días de vacaciones. Se identifica trabajo con el tiempo que el alumnado está en clase. Aunque no se nos valore y algunos padres y madres quieran organizar la clase, continúo disfrutando de mi trabajo cada día.

Con optimismo afirmo que la educación avanza, que es mucho mejor que cuando yo era estudiante. Nuestro alumnado está mejor preparado, pero siempre vemos los árboles quemados y no los frondosos, los que dan frutos.

Las editoriales preparan buenos libros y nos aportan materiales que nos ayudan con los cambios educativos. Sin despreciar este material didáctico, me gusta trabajar con proyectos. En la actualidad estamos finalizando el proyecto "Pequeños Cofrades".

Los pilares que planteamos son: alcanzar los conocimientos de forma significativa y natural, y que estos a su vez estén afianzados a la finalización del mismo, con memoria útil a largo plazo; trabajo multidisciplinar y competencial; las competencias claves se comprueban con rapidez si se llevan a cabo; uso de las inteligencias múltiples. Las clases deben adaptarse a todo el alumnado teniendo en cuenta su diversidad; potenciar el uso de la inteligencia emocional; uso de las nuevas tecnologías de una forma significativa y útil; fomentar el deseo y la predisposición del alumnado por aprender no solo datos, conceptos, sino a pensar, a establecer relaciones, a sacar consecuencias, a seleccionar, a tener criterios propios e incluso opuestos, a resolver situaciones y problemas; obedientes no, responsables sí; trabajos en forma grupal, con metodología de equipo cooperativo y no competitivo (ganar-ganar), de una forma natural, todos aprendemos de todos y de esta forma ejercer las destrezas sociales. Y por último, valoración autocrítica, que la investigación, el trabajo, la tarea, los resultados finales, sean evaluables, con nota numérica medible, e indicando posible fallos y mejoras. La respuesta fue que las clases se llenaron de boletines de las hermandades, sus propuestas de problemas "matemáticos cofrades" fueron superiores a la pensada y hubo muchas aportaciones al vocabulario cofrade; lo mismo ocurrió con el juego dramático o los montajes fotográficos y de carteles. Incluso tenemos ya pensados juegos con puzles cofrades para trabajar las fracciones, áreas y el tanto por ciento para el curso próximo.

La elección de "Pequeños Cofrades" como centro del proyecto es porque la cultura cofrade está cerca, muchos se identifican con ella, y normalmente aprendemos con aquello que nos interesa.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios