Cuando el escritor se enfrenta a una página en blanco teme que las palabras que busca no lleguen. Buscas y buscas la frase de arranque para que, en este caso, el artículo valga la pena. Y no sé si será que estas fechas me ponen especialmente melancólica y me hacen dudar de todo frágilmente aunque sepa que todavía quedan nuevas posibilidades y quizá sea por eso que no pierdo la esperanza.

Cierro el año con un epílogo que bien podría ser un epitafio. Recapitulando lo acontecido, tengo que afirmar que, de todo lo social, lo que más me preocupa, y con diferencia, es la sangre inocente que todavía se derrama, la silenciosa deriva ciudadana con cada muerte de una mujer a manos del que consiguió convencerla de que la amaba; todos y cada uno de los mecanismos que fallan y que son muchos teniendo en cuenta que estamos ante una emergencia social; los clichés que tanta manipulación ejercen, las historias de amor de cuento o de pantalla; que suelan hacer más tilín los canallas y los malotes; que sus propias mentes distorsionadas las manipulen hasta hacerlas cambiar de parecer una vez que presentan la denuncia, que algo mayor que su seguridad, llámese miedo por no saber adónde ir o de qué vivir o llámese "amor", les haga retirarla volviéndolas a dejar de nuevo indefensas ante sus enemigos. Soy partidaria de que a la primera denuncia, aunque posteriormente sea retirada por la víctima, se active un protocolo de alarma, tener de algún modo amedrentado a aquel que amenaza, golpea, insulta…; partidaria de que la mujer que llame al 016 no deje rastro en su factura pero que también tenga la seguridad de que en ese mismo momento todos los mecanismos necesarios se van a poner en marcha para que ella y sus hijos, si los tiene, no dejen tampoco ni rastro en el horror de su casa.

Este es un tema que debería estar día tras día en el punto de mira social. Son demasiadas y van a más las mujeres que mueren. Se lo debemos a sus huérfanos y familiares, así conseguiremos repartir y equilibrar con ellos el peso de la culpabilidad por no habernos dado cuenta a tiempo de que algo tan terrible sucedería.

Al nuevo año le pido que una musa comprometida revolotee de vez en cuando por mi mesa y que me pille trabajando y que las emociones "de papel" fortalezcan mi alma para así poder ayudar a fortalecer el alma del mundo.

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