Despedida de un fusilado

Defiendo una España plural, diversa, inclusiva, etc. Y no estoy muy seguro de que merezca ser fusilado por ello

Para esta semana en la que comienza el último mes de este triste y aciago 2020 estaba escribiendo una de mis habituales columnas sobre el Brexit pero la he tenido que dejar al haber sido advertido de que, al parecer, quieren fusilarme. No solo a mí, también se incluiría en la amenaza nada más ni nada menos que unos 26 millones de españoles, esto es, aproximadamente la mitad de la población de este bendito país. Hago la advertencia que no he leído el chat, pero varios medios de comunicación han publicado que un grupo de altos mandos del Ejército, entre los que se encuentran coroneles, generales y capitanes proclaman en un grupo de WhatsApp que ante la desgracia que casi la mitad de españoles voten partidos que representan opciones políticas que no les gustan, la solución definitiva sería fusilarlos a todos. Me temo que estoy entre los objetivos. Al parecer, presuntamente, en ese chat se jalean loas al dictador Franco y aparecen diversos mensajes incitadores de odio.

Puede parecer simplemente una broma infantil de mal gusto, pero lo cierto es que sus autores han sido servidores públicos que han ostentado una alta responsabilidad en la defensa del país y, en consecuencia, las administraciones públicas le han provisto de la responsabilidad, medios, armamento y adiestramiento necesario para ello. No es ninguna broma. Tampoco es ningún chiste que el dirigente de un partido con 52 escaños y con la llave de gobernabilidad de varias comunidades autónomas, ente ellas Andalucía, salude presuntamente a los miembros de dicho grupo en el chat.

Como gran parte de compatriotas defiendo una España plural, diversa, inclusiva, basada en el Estado social, de derecho y en el respeto de los derechos humanos. No estoy muy seguro que merezca ser fusilado por ello, pero creo que humildemente si puedo exigir el cese de la banalización de la violencia sobre los adversarios políticos, el fin de la continua polarización de la vida política y la necesidad de una convivencia armónica con el respeto de las reglas democráticas y, con ellas, al adversario político y a sus ideas.

Estamos viviendo tiempos extraordinariamente complejos con una crisis sin precedentes causada por la pandemia que está ahogando sectores económicos enteros y acarreando dolor y duelo en gran parte de la población. Por todo ello en nombre de los potenciales fusilados insto a un poco de cordura y responsabilidad a los que tienen y a los que han tenido responsabilidades públicas.

Espero sinceramente que estas líneas no sean mi despedida de esta sección de Opinión en Europa Sur y la próxima semana puedan leer mi aburrida columna sobre el Brexit.

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