Denegación de embarque

De nada sirvieron nuestras protestas. No hubo manera. Allí nos vimos los ocho

El pasado 7 de noviembre, un grupo de ocho amigos emprendíamos ilusionados un viaje a Argentina que tuvimos que aplazar en su día por la pandemia. Nuestro vuelo Málaga-Madrid se retrasó unos 25 minutos por lo que el tiempo era muy justo para llegar a la Terminal Satélite de la T4, desde donde volaríamos a Buenos Aires. Todos ya sesentones o con los setenta cercanos, corrimos, literalmente, por la terminal, subimos y bajamos no sé cuántas escaleras mecánicas, cogimos el tren lanzadera y llegamos al mostrador de embarque viendo entrar al que era, por lo visto, el último pasajero que tuvo la dicha de coger el vuelo. Tres empleados de la compañía Iberia, con quien volábamos desde Málaga, y lo íbamos a hacer también a Argentina, con cero empatía por cierto, nos informaron de que volaríamos 24 horas más tarde y que nuestras maletas estaban en Madrid "en una habitación". La compañía nos daba hotel cerca del aeropuerto, donde podíamos, "pasar el día". De nada sirvieron nuestras protestas aludiendo a que el motivo de llegar unos minutos más tarde al embarque no era otro que el retraso del avión de su propia compañía. No hubo manera. Allí nos vimos los ocho, pasadas las doce de la noche, camino del servicio de atención al cliente donde nos adjudicaron el dichoso hotel. Entre unas cosas y otras, casi a las dos de la mañana pudimos irnos a la cama después de cenar el picnic que nos proporcionaron.

Como podrán imaginar, andamos de reclamaciones a la compañía, intentado razonar con ellos, lo que para Iberia no parece tan razonable y obvio como nos parece a nosotros, un vuelo Málaga-Madrid, con enlace a Buenos Aires y de una misma compañía, se retrasa, y a los pasajeros no se les espera unos minutos. ¡Ocho pasajeros, no uno ni dos!

Cuando consultas foros especializados en viajes, uno de los consejos que te dan es justo que los vuelos de enlace los hagas con la misma compañía. A nosotros no nos ha servido de nada. No solo se retrasó la llegada a Buenos Aires, sino que, además, varias de nuestras maletas llegaron abiertas a esa ciudad, faltando en una de ellas objetos de valor. Nuestro plan de viaje en el país latinoamericano tuvo que sufrir el reajuste correspondiente por el retraso sufrido de 24 horas en la llegada.

La compañía ha contestado nuestra reclamación, pide disculpas y explica que el retraso en el vuelo de Málaga a Madrid se debió "a demoras en escalas anteriores". Entienden los inconvenientes que nos haya podido ocasionar esta situación, y nada más. Eso es todo.

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