Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Apuntes de una pandemia

No se trata ni de cerrar la Verja ni de quitarle el trabajo a nadie, sino de adoptar las mismas medidas en un espacio físico compartido

En el telediario de las 15:00 entrevistan al ministro consejero de la embajada china en España. Es un tipo aparentemente joven que se expresa en un correctísimo castellano y que inicia cada respuesta a las preguntas mencionando el nombre de periodista para demostrar proximidad y confianza, con las manos apoyadas sobre una mesa y los dedos entrelazados. El diplomático explica los avances de su país para enfrentarse al Covid-19 y los sistemas de control de la población que está aplicando a través del big data para evitar la propagación del virus. Además, hace hincapié en la ayuda que su país está ofreciendo al Gobierno de Pedro Sánchez con la entrega de mascarillas, guantes y geles desinfectantes para las manos, sin descartar la posibilidad de que especialistas chinos en el control de la plaga vengan a España como asesores. China toma un papel protagonista en la solución a la crisis. Unos días después, el presidente de Huawei anuncia la donación de un millón de mascarillas a España, un gesto puesto también en práctica por muchos empresarios chinos -toda la vida aquí y tan españoles ya como el que más- llevando esos mismos materiales a los hospitales o a centros penitenciarios, como el de Botafuegos.

China no quiere solo el liderazgo mundial en el plano económico, que ya lo tiene. También, aun tratándose de una dictadura, aspira a ser un referente internacional en el plano social. La UE está enseñando sus vergüenzas al no ofrecer una respuesta global ante la pandemia y EEUU juega al solitario: Donald Trump solo se ha acordado de sus otrora aliados en Europa para tratar de comprar en exclusiva la patente de una vacuna que ultima un laboratorio alemán.

El vecino gibraltareño. "Resulta imposible comprender que, en una sociedad liberal y moderna, existan personas que estén pidiendo al Gobierno [de Gibraltar] que haga más por confinar a segmentos aún más amplios de nuestra población", afirmó ante su parlamento Fabián Picardo hace dos días. Algunas de esas personas a las que alude el ministro principal son, entre otras muchas, las decenas de profesionales sanitarios de La Línea que han dado la voz de alarma ante la libertad de movimiento que, con algunas excepciones, el Gobierno yanito sigue dando a sus ciudadanos. Las severas medidas de aislamiento de la población que se aplican en España desde hace más de una semana sirven de poco si al otro la Verja sigue cada cual paseando a sus anchas. Entre ellos, los miles de transfronterizos que luego regresan a dormir a sus domicilios en España y muchos gibraltareños que hacen lo propio.

No se trata ni de la soberanía, ni de cerrar la Verja, ni de quitarle el trabajo a nadie, sino de adoptar las mismas medidas en un espacio físico compartido para contener una crisis que no entiende de fronteras. Anteponer con fatuidad el llamado espíritu "liberal" a la seguridad sanitaria colectiva es una gravísima irresponsabilidad por parte de Picardo. Y que los gobiernos de España y Andalucía sigan mirando hacia otro lado a este respecto, inaudito.

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