Real Balompédica Linense

Ahora lo ves, ahora no lo ves

  • La desaparición de la agresividad defensiva y de la implicación, claves del desplome de la Balona

  • Los albinegros reciben en los cuatro últimos viajes los mismos goles que en toda la primera vuelta

KIbamba, que reaparecía, sale al paso de un rival en el duelo del pasado sábado en Granada

KIbamba, que reaparecía, sale al paso de un rival en el duelo del pasado sábado en Granada / E.S.

La Real Balompédica Linense ha encajado en los cuatro últimos desplazamientos los mismos goles (nueve) que en toda la primera vuelta de la competición. Un equipo que merced a su insultante seguridad defensiva había sabido sobrellevar su falta de gol ha visto como los rivales encontraron la kryptonita que le desposeía de su mayor virtud. Trece míseros puntos en 17 partidos es la consecuencia más palpable.

Los números no dejan lugar a dudas. La destrucción de la poderosa Real Balompédica Linense de la primera vuelta tiene su base en la desaparición del poderío defensivo que le llevó a terminar 2018 en la cuarta posición. No solo de su defensa, sino del armazón del equipo, que defendía como un todo.

Aquel empate precisamente ante su próximo rival, el Dos Benito en el que cortó su más sonada racha de imbatibiliad de nada menos que 943 minutos y las posteriores cuando menos controvertidas, por su extrema duración, vacaciones de Navidad, marcaron un punto de inflexión. Desde aquel ya lejano 22 de diciembre la Balona no ha vuelto a ser la misma.

El equipo de La Línea lleva sumados 13 puntos en toda la segunda vuelta. Solo Almería B (ya descendido) y El Ejido (que se aferra a un milagro para llegar a la promoción) han conquistado menos.

Con ser sonrojante. no es ése el dato que más llama la atención. Lo que sorprende por encima de todo es que un equipo que fue noticia a nivel internacional por su seguridad defensiva ha recibido 20 goles en 17 partidos, lo que arroja una media de 1,18. En las primeras 19 jornadas los de Jordi Roger, a pesar de haber tenido que alinear incluso al meta juvenil Manu Caro en un partido y fuera de casa, habían visto perforada su portería en solo nueve ocasiones (0.47).

Hay un apunte que resulta muy significativo. En sus cuatro últimos desplazamientos la Balompédica ha recibido los mismos goles (nueve) ¡que en toda la primera vuelta! Es cierto que en ese periodo ha visitado a dos equipos inmersos en rachas espectaculares (Marbella y Recreativo de Huelva), pero también a otros dos (El Ejido y Recreativo de Granada) a los que apenas les da para pelear por la salvación y que han sido precisamente los que más goles le han endosado.

Ya no cabe siquiera la excusa de la ausencia de tal o cual jugador. El congoleño Baron Kibamba –aquel al que venían a ver una semana sí y otra también ojeadores de los equipos de Primera– regresó el pasado sábado al eje de la zaga y la Balona, literalmente, regaló los tres goles al filial nazarí. Especialmente el tercero, de manera inexcusable.

Y si la situación no ha sido más grave es en buena medida gracias al rendimiento del meta riojano Javi Montoya. Curiosamente ahora que no es objeto de reportajes y entrevistas en los medios nacionales puede que esté ofreciendo incluso una versión superior a la de los momentos de máximo reconocimiento de la primera vuelta.

La única realidad es que detrás de la mala marcha de la Balona, especialmente en los dos últimos meses cuando ha ido perdiendo de vista los objetivos, se esconde, entre otras cosas, una palpable falta de implicación no ya de los zagueros, sino de buena parte de la plantilla. Está escrito en este periódico hace semanas que muchos de los que tienen claro que se marcharán tiene sus sentidos en encontrar un buen acomodo para el próximo curso. Es comprensible. Pero cobrar van a cobrar hasta el último día.

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