Fútbol | XXXIII Trofeo Ciudad de La Línea

La Balona alza su segundo Ciudad de La Línea

  • Los albinegros vencen 2-0 al Córdoba con goles de Jesús Muñoz y Gerard Oliva

  • Los de casa completan un muy buen primer tiempo, en el que asfixian al rival con su presión

  • El segundo periodo se afea, con tángana incluida, y los califales acaban con nueve

  • Iván Martín sufre un tirón en los isquios y tiene que ser sustituido

Jugadores, técnicos y auxiliares de la Balona posan con el XIII Trofeo Ciudad de La Línea

Jugadores, técnicos y auxiliares de la Balona posan con el XIII Trofeo Ciudad de La Línea / Jorge del Águila

Veintidós años han tenido que esperar los seguidores de la Real Balompédica para ver de nuevo a su equipo proclamarse campeón del Ciudad de La Línea, que, como todos los torneos estivales, no atraviesa su mejor momento. Los albinegros (Primera RFEF) vencieron 2-0 al Córdoba (Segunda RFEF) en un partido que fue de más a menos, que se enredó en exceso en la segunda mitad cuando los de casa ya jugaban en superioridad numérica y que tuvo una de esas tánganas -que quedó en cuatro insultos mal contados- de fútbol canchero tan propios del balompié estival. Romerito enseñó sus cartas pero se llevó algo más que el sobresalto de tener que sustituir a su centrodelanteto, Iván Martín, que sufrió un tirón en los isquitibiales. Mala cosa pensando en el corto plazo.

En el primer tiempo solo existió la Balona. A diferencia del encuentro de una semana antes frente al CD El Ejido, el equipo de casa salió metido a la tarea, presionando muy arriba hasta cortocircuitar al rival, que tenía problemas hasta para dar o tres pases seguidos. La Balompédica apenas permitía que el conjunto califal se proyectase en ataque allá de algún pase largo a la espalda de la defensa que, las más de las veces, acababa en fuera de juego del delantero.

Los locales tenían casi siempre el balón porque si lo perdían, lo recuperaban de inmediato, antes de que superase la línea del medio del campo. Lo recuperaba, casi siempre, Masllorens, quien cuajó una primera parte excelente, como también completó un partido sobresaliente el canterano Loren, que ha hecho este verano lo que le piden los técnicos a los aspirantes a titulares: derribar la puerta a base de fútbol. No se puede decir lo mismo de Aly Coulibaly, que sigue los pasos de Bandaogo y parece como ausente.

La Balona percutió en numerosas ocasiones contra la defensa blanquiverde, aunque, salvando un disparo de Alhassan Koroma (bastante desdibujado por cierto) que resolvió bien Felipe Ramos, tampoco es que aquello fuese un asesio. De hecho, las otras oportunidades nacieron en acciones a balón parado que casi siempre tenían su génesis en Antoñito, que lucía el brazalete de capitán.

Un córner botado por el algecireño al que faltó el canto de un euro para acabar en gol olímpico y otro en el que Masllorens se encontró con el balón a un metro del marco y no supo qué hacer sirvieron de prólogo al saque de una falta por parte del ‘8’ en el que la zaga visitante se las quiso dar de lista, falló al provocar el fuera de juego y Jesús Muñoz más que rematar de cabeza, empujó el balón dentro del marco.

Un disparo de Víctor Mena desde la frontal, que encontró una estética respuesta de Felipe Ramos y otra que por poco no culminó Coulibaly ya sobre el pitido final pusieron el colofón a un primer tiempo en el que la superioridad de los anfitriones era aplastante.

La segunda parte se fue oscureciendo a medida que caminaba el cronómetros. La Balona siguió con sus intenciones y el Córdoba con su falta de ideas, pero ya no había tanto ritmo, lo que por otro lado era lógico porque hacía tela de calor (que se preparen los de casa para el domingo próximo).

En el 52' la Balona torció el gesto cuando poco menos que tuvo que parar el partido para que Iván Martín dejase el terreno de juego. En el 62' el árbitro expulsó al visitante Alonso por doble amarilla. Y en el 78' Gerard Oliva estuvo a puntito de sentenciar en un balón que le robó al meta visitante Jaiylan.

Aunque ya había habido sus más y sus menos entre banquillos después de alguna entrada indigesta de los cordobesistas, en el 82' a José Ruiz se le cruzaron los cables y trató de estampar contras las vallas al balono Jesús Muñoz. Y pasó lo que toda la vida de Dios ha pasado en los trofeos y que, se quiera o no, le da algo de saborcillo. Empujones, amenazas, forcejeos... y cuando volvió la calma el responsable de la tángana se fue a la calle, con su técnico, Germán Crespo y con otros dos del banquillo local, Romerito y el preparador de porteros, Miguel Vega.

Paradójicamente jugando con nueve el Córdoba entró más en el medio campo de la Balona de lo que había hecho todo el partido, aunque su único peligro llegó en un lanzamiento desde fuera del área de Javi Flores que se marchó fuera por poco.

Y cuando el torneo ya agonizaba llegó el 2-0, que tiene, sobre todo, el valor de aumentar la confianza de un hombre, Gerard Oliva, que tiene toda la pinta de que tendrá que ser titular ante el Real Madrid Castilla en la jornada inaugural de la Primera RFEF. Y colorín colorado, con un trofeo en sus vitrinas la pretemporada ha terminado.

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