Iulia Traducta

Quince años después

  • El historiador lamenta que la factoría de salazones de la época romana hallada en 2002 en la calle San Nicolás y protegida desde 2004 continúe enterrada

Factoría de salazón de pescado de la calle San Nicolás.

Factoría de salazón de pescado de la calle San Nicolás. / Europa Sur (Algeciras)

Al mediodía del pasado 1 de julio tuvo lugar la presentación del libro Las cetariae de Julia Traducta, monografía con los resultados de las excavaciones arqueológicas en la calle San Nicolás de Algeciras realizadas entre los años 2001 y 2006. Una publicación excelente y cuidada, editada por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz y financiada por la propia universidad y por el Ayuntamiento de Algeciras, este con fondos europeos.

Consta la obra de 822 páginas numeradas (a mí me salen 820, con perdón, pero no importa) de las cuales 12 son páginas iniciales de protocolo (dos de títulos, dos de información de la edición, cuatro de contenidos, dos de la presentación de la obra que hizo el alcalde de Algeciras y dos más de la presentación que hizo el rector de la Universidad de Cádiz, fechadas ambas en septiembre de 2018); ocho corresponden a la introducción al libro, firmada por los editores científicos del mismo; una más recoge el listado de autores de cada uno de los capítulos que, escritos con rigor y pulcritud y abundantemente documentados, ocupan las siguientes 794 páginas.

Lego —como soy— en la materia y considerando —como considero— que todas las comunicaciones incluidas en la monografía son irreprochables, nada más tendría que decir en el asunto que nos ocupa. Sin embargo, en la introducción —y en el capítulo 36— se hace mención a aspectos relacionados con la gestión del patrimonio excavado que no han sido tratados con la precisión requerida y de ello sí tengo algo que decir.

El relato —parcial— del proceso seguido para declarar bien de interés cultural a la factoría romana de salazones de la calle San Nicolás, ha llevado a los editores a considerar como valedor de la conservación del yacimiento al Ayuntamiento de Algeciras, y a "elogiar inicialmente el interés personal demostrado por el ilustrísimo señor don Patricio González García, alcalde y delegado de Cultura", de ingrato recuerdo para todos los que defendimos —desesperadamente y sin fortuna— las agresiones al patrimonio histórico llevadas a cabo durante su gobierno. Nada más lejos de la realidad.

Bien de Interés Cultural

Confirmada la extraordinaria importancia del hallazgo de más de cuarenta piletas de salazón y restos de estructuras de edificación de época romana, aparecidas en las excavaciones de prevención arqueológica realizadas en el solar de los números 3 y 5 de la calle San Nicolás, previas a la autorización para edificar solicitada por el propietario; reclamadas públicamente por diversos colectivos sociales y culturales la conservación y puesta en valor de unos restos pertenecientes al que, en opinión de los técnicos responsables de las excavaciones y del propio jefe de servicio de bienes culturales de la Delegación Provincial de Cultura de la provincia de Cádiz, podía ser el conjunto industrial más importante de la Andalucía romana; consciente de los riesgos existentes de que se produjesen daños irreparables a los restos encontrados, con fecha 8 de abril del año 2002 registré de entrada en la Subdelegación de la Junta en el Campo de Gibraltar un escrito dirigido al director general de Bienes Culturales solicitándole que para contribuir a la conservación y el enriquecimiento del patrimonio histórico de nuestra comunidad, así como para facilitar el acceso de los ciudadanos a su conocimiento y disfrute, incoase el procedimiento para la declaración del conjunto industrial romano de la calle San Nicolás como bien de interés cultural y la consiguiente inclusión del mismo en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, dictando las medidas preventivas necesarias para la protección cautelar del bien durante el período de instrucción del procedimiento de inscripción y hasta la resolución del mismo.

A mi escrito dio respuesta el jefe del Servicio de Protección del Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía tres meses después, comunicándome que, mediante Resolución de 27 de mayo de 2002 (Boletín Oficial de la Junta de Andalucía —BOJA— nº 75 del 27 de junio) "el ilustrísimo señor director general de Bienes Culturales había incoado procedimiento para la declaración como bien de interés cultural, con la categoría de zona arqueológica, el yacimiento denominado Factoría Romana de Salazones, Algeciras", con una superficie de unos 1900 metros cuadrados, identificada en la planimetría topográfica de la Gerencia Municipal de Urbanismo de Algeciras como parcela 03, polígono 01061, que no es sino el solar de los números 3 y 5 de la calle San Nicolás.

El inicio del procedimiento no disminuyó los riesgos para la conservación del patrimonio amenazado. Con fecha 13 de febrero de 2003, el diario Europa Sur informaba de que "el propietario del solar había llegado a un acuerdo con la administración autonómica que, en principio, conjugaba el interés público de la conservación y el interés privado de promoción de viviendas. Según la propuesta de acuerdo presentada al alcalde, Patricio González, el propietario del solar renunciaría a parte de la superficie de ocupación aunque esta pérdida la recuperaría en volumen edificatorio. El alcalde se mostró partidario de la propuesta". Como confirmación del desafuero, con fecha 30 de mayo del mismo año el BOJA número 102 publicaba el 'Anuncio de la Delegación Provincial de Cultura de Cádiz', por el que se sometía a "información pública el expediente para la declaración como bien de interés cultural, con categoría de zona arqueológica, del yacimiento denominado Factoría Romana de Salazones, sito en Algeciras".

En dicho expediente, la delimitación inicial del bien de interés cultural había sido sustituida por una nueva, que coincidía sospechosamente con la oferta realizada por el promotor inmobiliario, sin tener en cuenta que con ello se dejaba sin protección más del 50% de la superficie del solar, quedando fuera de la zona arqueológica buena parte de las piletas y de los elementos constructivos anejos ya descubiertos. En plazo y forma, reiterando las razones esgrimidas en las ocasiones anteriores, el día 17 de junio de 2002 presenté alegaciones al expediente sometido a información por la Delegación Provincial de Cultura, solicitando que la declaración de bien de interés cultural afectara a la totalidad del solar de los números 3 y 5 de la calle San Nicolás.

Las alegaciones presentadas fueron atendidas. El día 26 de enero de 2004 el Boletín Oficial del Estado publicó el 'Decreto 321/2003 de la de la Comunidad Autónoma de Andalucía', por el que se declara bien de interés cultural, con la categoría de zona arqueológica, las factorías romanas de salazones de Algeciras. En el Decreto consta que, en el trámite de información pública, se presentaron "escritos de alegaciones por parte de don Raúl González Gallero, doña María Isabel Gómez Arroquia, doña Mª Isabel Arroquia Rodríguez, Abdennour Hadjeres, Mario Luis Ocaña Torres (director del Instituto de Estudios Campogibraltareños) y Antonio Benítez Gallardo solicitando que sea afectada la parcela 03 en su totalidad como bien de interés cultural. Las alegaciones presentadas en este sentido fueron aceptadas. No se aceptaron alegaciones que pretendían excluir las parcelas 01 y 04 del entorno de la parcela 03, declarada BIC en su totalidad".

Indemne, pero escondido

A los alegantes —y solo a ellos— debemos todos agradecimiento. Sus razones fueron capaces de impedir la mutilación del yacimiento que la ceguera y la cicatería de las administraciones provincial y local estaban dispuestas a permitir por criterios meramente económicos y mercantilistas.

Lamentablemente, quince años después, poco o nada ha cambiado el modelo de gestión del patrimonio histórico que aplica nuestro ayuntamiento. Quince años después el yacimiento que, en mayo de 2003, fue considerado "por su estado de conservación, amplitud y diversidad de registro cerámico y numismático, como paradigmático para el conocimiento del comercio y el tráfico marítimo de la Hispania meridional"; el complejo industrial cuyo estado de conservación, en noviembre de 2003, se consideraba excepcional y su importancia "solo comparable con las factorías de Baelo Claudia en Tarifa o las de Cotta cerca de Tánger", continúa enterrado. Pese a las afirmaciones, reiteradas desde los inicios de esta historia, de la administración autonómica (que, según la prensa de la época, se comprometió a comprar el terreno en mayo de 2003) y de la administración local (que, en palabras de su alcalde, trabaja desde hace meses en la redacción de un proyecto para la puesta en valor del yacimiento), ambas escatiman recursos que permitan recuperar y acrecentar el patrimonio histórico de todos los andaluces. Quince años después, la propiedad del solar todavía no es pública. Quince años después el yacimiento —por fortuna— sigue indemne, sí, pero —por desgracia— hurtado al conocimiento y al disfrute de los ciudadanos.


Antonio Benítez Gallardo es historiador y consejero de número de la Sección 1ª del Instituto de Estudios Campogibraltareños.

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