JMJ

El Papa denuncia a los "que se creen dioses y deciden sobre la vida"

  • Benedicto XVI ha sido más crítico en su segundo discurso ante miles de jóvenes en la plaza de Cibeles.

El papa Benedicto XVI ha arremetido este jueves contra "los que se creen dioses y deciden sobre quien es digno de vivir o puede ser sacrificado", durante el acto de bienvenida a la Jornada Mundial de la Juventud celebrado en la madrileña plaza de Cibeles. "Hay muchos que creyéndose dioses piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos. Desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto, decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias", ha dicho el papa a los miles de jóvenes reunidos en la céntrica plaza.

El Obispo de Roma ha agregado que "ésos que se creen dioses" se dejan llevar por el impulso de cada momento y ha advertido a los jóvenes que esas "tentaciones están siempre al acecho". "Es importante no sucumbir a ellas porque en realidad conducen a algo tan evanescente como una existencia sin horizontes, una libertad sin Dios", ha señalado.

El anciano pontífice, de 84 años, ha exhortado a los jóvenes a ser prudentes y sabios y a edificar sus vidas sobre el cimiento firme que es Cristo y a escuchar a Jesús "cuyas palabras no se las lleva el viento, sino que llegan al corazón y fraguan toda la vida". El papa ha pedido a los peregrinos: "Queridos jóvenes, escuchad a Cristo, el único amigo que no defrauda y con el que queremos compartir el camino de la vida". "Sabemos que cuando no se camina al lado de Cristo nos dispersamos por otras sendas, como la de nuestros propios impulsos ciegos y egoístas, las propuestas halagadoras pero interesadas, engañosas y volubles que dejan el vacío y la frustración tras de sí", ha añadido.

El obispo de Roma ha ido más allá y les ha invitado a no seguir las corrientes de moda y el interés inmediato "olvidando la justicia verdadera o refugiándose en pareceres propios en vez de buscar la verdad sin adjetivos".

Contento, satisfecho de estar por tercera vez en España y en medio de los "centinelas del futuro", como llamaba Juan Pablo II a los jóvenes, el papa ha dicho: "Es una inmensa alegría encontrarme aquí con vosotros, en el centro de esta bella ciudad de Madrid, que hoy es también capital de los jóvenes del mundo y donde toda la Iglesia tiene puestos sus ojos". El obispo de Roma ha exhortado a los jóvenes a buscar la Verdad, "que no es una idea, una ideología o un eslogan, sino una Persona, Cristo, quien da verdadero sentido a nuestra vida".

Baño de multitudes

Cientos de miles de jóvenes se reunieron en la plaza de Cibeles de Madrid para dar la bienvenida oficial al papa Benedicto XVI a la XXVI Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), a la que asisten chicos de 193 países. En un ambiente festivo y desafiando el fuerte calor reinante en la capital de España, los jóvenes acogieron al papa como a una estrella del pop, entre cánticos, vivas y ondear de miles de banderas de sus países de origen. "Si, sí, sí, el Papa ya esta aquí" y "Esta es la juventud del Papa" fueron entonados a coros por los miles de muchachos.

Si en la JMJ de Colonia (Alemania) de 2005 el papa llegó al encuentro con los jóvenes en un barco por el Rhin y en la de Sidney (Australia), de 2008, surcando la bahía, la entrada oficial a Madrid la hizo a pie, atravesando la monumental e histórica Puerta de Alcalá, en el corazón de la capital española. Jóvenes de los cinco continentes, diez por cada uno, acompañaron al papa en la travesía de la puerta.

Después plantó un olivo, en referencia al lema de esta JMJ, "Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe", y después siete caballos andaluces, de la familia de Alvaro Domecq, montados por otros tantos jinetes y mujeres a la grupa vestidas de flamencas, le dieron la bienvenida con una exhibición de doma de alta escuela española.

Subido al papamóvil se trasladó a la cercana plaza de Cibeles, en medio del delirio de los jóvenes católicos, donde el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, le dio la bienvenida a una ciudad "donde nadie es forastero, sino hermano".

Después la joven polaca Asia Milewska, le ofreció el pan y la sal, símbolo de acogida; el australiano Alex Baley le ofreció la guirnalda de flores típica de las islas del Pacífico. La coreana Jin-In le ofreció una Balao con arroz, el hondureño Yester Licona un sarepe, regalo de amistad que identifica a los pueblos americanos y la guineana Brenda Garriga le ofreció granos de café envueltos el hojas de plátano, obsequio de bienvenida africano.

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