Obituario

Antonio González Clavijo

Mi homenaje a Luis Alberto del Castillo

De pequeño admiraba a la brillante generación de algecireños entre los que se encontraba Luis Alberto; me duele especialmente su pérdida

Luis Alberto del Castillo.

Luis Alberto del Castillo.

Este articulo, básicamente, es el publicado con fecha 11 de agosto de 2021 en Europa Sur. He añadido las aportaciones de Quino López el 21 de noviembre de 2021, en el mismo periódico con motivo de la renuncia de Luis Alberto del Castillo como cronista oficial de Algeciras y que enriquecen mi artículo.

Algeciras ha tenido, durante los últimos años, notables protagonistas en el ámbito cultural. En esta ocasión tendremos la oportunidad de referirnos a Luis Alberto del Castillo. Profesor en diferentes etapas educativas, así como su amplia y diversa creación literaria explican su gran relevancia en la cultura del Campo de Gibraltar.

Luis Alberto del Castillo nació en Algeciras en 1940. Siendo la séptima generación de algecireños por rama materna. Su abuelo era conocido en Algeciras como Paco el Cartagenero, ciudad originaria de la rama materna de Luis Alberto.

Su padre trabajó en el sector de la confitería, primero en la Confitería Miranda, en la Plaza Alta, ubicada en el mismo lugar que la actual Cafetería Mercedes. Luego, se trasladó a la calle Regino Martínez y, posteriormente, se instaló, como empresario, en la calle Prim, fundando la afamada pastelería Del Castillo.

Los primeros años de formación los cursó con la maestra Doña Juani Reiné, siguiendo con Don Alfonso Barberán, con el que realizó el curso preparatorio para ingresar en bachillerato en 1949. Cursó en el Instituto Nacional de Bachillerato de Algeciras hasta tercero, desde donde se traslada a Cádiz para continuar sus estudios de bachiller en el colegio Marianista San Felipe Neri, donde obtiene el título en la rama de ciencias. Regresa a Algeciras y se matricula en el Instituto para cursar en un año los dos cursos del bachiller de letras. Esto indica su interés por ampliar su base cultural.

De esa época recuerda con cariño a profesores como Aureliano Rodríguez de León y a Carmen Fontecha, conocida como Doña Concha, amiga de Dámaso Alonso y Jacinto Benavente, según me cuenta Luis Alberto.

Durante el Bachillerato tuvo como compañeros a Enrique Rovira, J.J. Rienda Ortiz, J. Pérez Martínez, Manuel Natera, Alberto Pérez de Vargas, Alberto González Troyano, Jaime Orozco, Arjona Morón, José Manuel Peña, Enrique Gippini, etc. entre otros. Este grupo constituyó una brillante promoción de estudiantes formados en el Instituto de Algeciras.

Más adelante se instala en Murcia, en casa de un contacto que le proporciona la familia de Alberto González Troyano, cursando la carrera de Derecho en la Universidad de Murcia, donde se licencia brillantemente. De vuelta a Algeciras, trabaja de abogado de la empresa constructora Zafer SA, muy conocida en su época, pues realizó diversas promociones en la ciudad, entre ellas, el barrio de Las Colinas.

Cuando dicha empresa suspende pagos, reorienta su profesión, se matricula en la UNED y obtiene el titulo de licenciado en Filosofía y Letras, sección de Geografía y Historia. Destaca como compañero de aquella época a Ignacio de Vicente, gran defensor del patrimonio de Algeciras.

En 1984 obtiene, por oposición, la plaza de profesor de Historia de Enseñanza Secundaria, competitiva prueba, en cuyo turno libre consiguieron plaza solo 11 candidatos.

Como funcionario docente es destinado al Instituto de Los Barrios, pasando posteriormente al Instituto del Saladillo, en Algeciras, recordando de aquella época a Juan Rabanera, Director del centro y a José Marín, como jefe de estudios. Luis Alberto desempeñó el cargo de secretario del Centro con ese equipo. Reseña compañeros de este destino, entre ellos, Andrés Bolufer.

Además, fue profesor de la UNED, en diferentes asignaturas relacionadas con la Historia. Es nombrado jefe del Departamento de Historia de la UNED en Algeciras, siendo director en esos años el recordado Antonio Hernández Molina. Allí tuvo como alumno al escritor Antonio Torremocha. Fue, igualmente, profesor de Historia Política y Social Contemporánea en la Escuela Universitaria de Estudios Jurídicos y Empresariales de Algeciras.

Su actividad educativa continuó como profesor emérito de la UNED y de la UCA en los cursos para mayores de 55 años. Estando en activo hasta 1990, año en que se retira. "La enseñanza de adultos es una de las grandes mejoras que ha aportado la democracia a nuestro país, los planes de estudios para adultos, el aula abierta. Creo que la implicación de los mayores es muy positiva, son muy importantes su conocimiento y vivencias".

En el ámbito de las instituciones culturales comarcales fue el primer director del Instituto de Estudios del Campo de Gibraltar.

Es, también, un destacado estudioso de los temas relacionados con su ciudad. En marzo de 2009 fue designado cronista oficial de Algeciras cuando la alcaldía la ocupaba Tomás Herrera. Es de reseñar en ese periodo su Estudio e Informe sobre la Rehabilitación y Normalización del Escudo de la ciudad de Algeciras, que permitió su actualización. La actividad de cronista la explica así: “Un cronista del siglo XXI no es el mismo personaje que en la Edad Media, el Renacimiento o incluso el siglo XX. En la era de internet el verdadero cronista es el periodista. Mi función creo por lo tanto que debe ser la de reflexionar sobre los aconteceres de mi ciudad, lo que sólo puedo hacer con amor”.

Su producción escrita es bastante considerable y se proyecta en diferentes campos. Así, participó, entre otras, en la obra colectiva Historia de Algeciras, editada por el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cádiz, junto a Ángel Sáez, Maribel Gómez Arroquia, Antonio Torremocha, Mario Ocaña, J. Carlos Pardo y J.J. Téllez. Su aportación a la obra tiene como titulo Algeciras siglo XX: tragedia, crisis y expansión.

También, brilla en la producción literaria en diferentes géneros. Entre sus numerosos títulos, hay que mencionar, el poemario Octaviana de Gades en Baelo Claudia, publicada por el IECG en 1993. Conjunto de Epigramas amorosos, y que según la crítica: “Nos encontramos ante un autor de notable sensibilidad que nos ofrece un conjunto en el que prevalece la armonía y se impone la verdad de esta dama ensoñada que compone su canto con versos como brasas…”.

Publica en el año 2000, la antología La Torre del Silencio (Diputación de Cádiz) con prólogo de Domingo F. Faílde, poeta y amigo que fue de Luis Alberto. Ese preliminar destaca “su arraigada convicción de que la poesía es un bien necesario e irrenunciable, es su marca indeleble”.

Posteriormente, en 2008, escribe Aquellos días de agosto de 1936 con prologo de Pepe Villalta. El periódico Europa Sur la describe así: “Es una novela corta que recoge una historia de intriga, amor y tristeza en la que se narran los cruciales días del 3 al 8 de agosto de 1936 en el Campo de Gibraltar, dentro de un contexto general de cuanto ocurría en España, en dichas fechas, al comienzo de la guerra civil”.

Los dos volúmenes de La Tierra sin Tiempo salen a la luz en 2009 y 2010. El profesor y escritor José Juan Yborra se refirió a el como “una apasionada inmersión en la inmanencia de la creación artística”.Se editó en 2014 Julia en agosto, dedicada al nacimiento de su nieta. En su presentación se expone: “Se trata de un libro de carácter intimista, en la que el escritor trata de reflejar las complejas relaciones paterno filiales y de sus sensaciones tras el nacimiento de su nieta”.

En 2016 publica Las Cenizas del Silencio, en cuyo prólogo se puede leer: "El libro, dedicado a Domingo F. Faílde, tiene ese sentido elegíaco que visten los poemas dedicados a quien nos ha dejado”.

Por último, El libro del Mal Amor con prólogo de Juan José Téllez, en 2017. Paloma Fernández Gomá lo resume así: “Resultado de las reflexiones que Luis Alberto hace a todo lo largo del libro desde su conciencia, observando aquello que rodea nuestro mundo, bien sean los adelantos de la ciencia, internet o los drones capaces de ejercer tareas humanas”.

La misma escritora resalta el sentido de la poesía de Luis Alberto con estas palabras: “Luis Alberto desde sus versos, desde sus poemas, que son imanes adheridos a la vida, en todas sus vertientes: amor, tiempo, figuración, leyenda, historia, misterio y personajes mitológicos que presencian hechos reales desde la imposible lejanía a la que nos hace llegar”.

Es un destacado colaborador en prensa diaria y en diversas revistas culturales, habiendo publicado, extensa y brillantemente, en ambos medios. Cofundador de la revista Acta Universitaria, tiene publicados más de cincuenta relatos y poemarios en esa publicación y en Semanario Algeciras, Contraluz, Nueva Dimensión, Uribe, Cucarrete, La Isla, La Fundación, Guadalmesí, Revista Literaria Aleceia, Bahía, Flor de Tintero, La Voz de Papel y otras revistas estudiantiles, así como en Almoraima, donde publicó su única pieza teatral estrenada: El Libro.

Como consecuencia de su tarea creativa ha obtenido diversos premios, entre los que destacan los certámenes literarios Nueva Dimensión, con Mónica y Maríe (Barcelona 1976); el Ciudad de Algeciras, con La última playa de Clara Ibáñez (1990) y en 1992, el Ángel María de Lera, de La Línea, con La Torre de Hueso junto al Mar. Dentro de su obra poética, en 1992 y 1994, ganó el Ciudad de Tarifa con Rubayyat desde la Otra Orilla y el Lola Peche con El Tarot Genovés.

En 2014 en el marco de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Algeciras Fantástika, se le concede en reconocimiento a su trayectoria cultural y literaria el Místico Especial. En Algeciras, en 2015, la Asociación Colegial de Escritores de España-ACE, Sección Autónoma de Andalucía le rinde homenaje “en reconocimiento a su dilatada trayectoria y encomiable labor en el ámbito de la investigación y la literatura”.

Luis Alberto estuvo muy unido a mi familia. Sus padres fueron amigos de mis abuelos. Mi padre de su hermano y mi tío Alberto González Troyano lo fue de Luis Alberto. Yo de pequeño admiraba a esta brillante generación de algecireños entre los que se encontraba Luis Alberto. Por estos motivos me duele especialmente su pérdida, dejando un gran vacío en mi corazón. Mi pésame a su familia.

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