La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Bajo los adoquines, huesos

Bajo los adoquines del Salvador no está la playa del 68, sino restos arqueológicos y huesos humanos

Bajo los adoquines, la playa" es uno de los lemas más conocidos del mayo francés del 68. Pues resulta que no. Bajo los adoquines, la historia. En las ciudades con pasado milenario bajo los adoquines o el asfalto hay restos arqueológicos. Por eso exige tanto cuidado hurgar en sus entrañas. En los años desarrollistas -los 60 y los 70- cuando tras el derribo de un edificio se encontraban restos arqueológicos se procuraba destruirlos lo más silenciosa, discreta y rápidamente posible para que no entorpecieran la construcción del nuevo bloque que simbolizaba el progreso del presente frente a la cascarria del pasado. Es curioso lo mal que se llevaban conservadurismo y conservacionismo. Llegada la democracia las cosas fueron a mejor, con duras medidas para la protección de los restos arqueológicos, no excluyéndose episodios como la polémica y denuncias -archivadas siete años después: la justicia caracol española- por la destrucción de unos hornos almohades durante las obras de peatonalización de la Avenida y la Puerta de Jerez en 2006.

En la plaza de Salvador bajo los adoquines, huesos. Lo escribía ayer el compañero Carlos Navarro: "Huesos humanos en las escombreras de la obra, grandes zanjas abiertas en pleno agosto sin presencia de arqueólogos. Alguien toma fotos de un fémur y de un húmero. En el terreno excavado se aprecian muros que son fechados entre el siglo XV y XVII". Se ha perdido de forma irreversible información arqueológica por lo que la Junta exigirá responsabilidades al Ayuntamiento.

En la fotografía de nuestro periódico se ve un hueso humano sobresaliendo de la escombrera. Es lo que queda de alguien que quiso y fue querido, conoció la felicidad y la desolación, gozó, sufrió, temió la muerte que finalmente le alcanzó y ansió la vida eterna que espero disfrute. El tiempo resta dignidad a los restos humanos igualándolos a las cosas. Comprendo muy bien que los judíos ortodoxos exijan el mayor respeto para los restos humanos que descubren los arqueólogos. Incluso protagonizando a veces enfrentamientos. La organización Asra Kadisha vela por la preservación de los cementerios judíos de todo el mundo y el trato digno a los restos en los casos de excavaciones, invocando la ley judía de la inviolabilidad del cadáver y el eterno descanso de los difuntos. ¿Exagerado? Creo que no. Es consolador pensar que tiempo no borra humanidad ni resta dignidad.

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