La Liga Asobal se ha fijado en el Algeciras Balonmano, no precisamente por su forma de gestión o por su lugar en la clasificación. Ha puesto sus miras en el sistema defensivo (3-3) implantado por el entrenador Ricard Franch. No es que sea original, pero pocos equipos profesionales se atreven a desplegarlo por el riesgo que implica. Es casi suicida, pero es el arma que ha encontrado este equipo en su adversidad deportiva y económica. La mejor liga del mundo del balonmano se ha detenido en el instinto de supervivencia de un equipo que tira de un club casi siempre al filo del abismo. Son las lecciones de los que sufren, de los que más se puede aprender. La competición toma nota de un grupo de jugadores que lleva meses sin ver un euro. El presidente de la Española dijo que la situación era la que era porque los deportistas no habían denunciado. Cuánto debieron calmar sus palabras a un vestuario que se ha convertido en un modelo.