Imaginen que yo ofreciera un servicio con una maquinaria; que mi cliente tuviera que pagar por los materiales, la mano de obra, el proyecto y esos aparatos que vendo yo, claro; que este cliente estuviera obligado a mantener un contrato, los mantenimientos y que generara otro producto que le supusiera un poco de beneficio pero que, en realidad, los frutos de su actividad los comercializara yo mismo... ¿Se han fijado en que sólo tendría beneficios? En la primera década del siglo XXI asistimos a la venta de los préstamos de los préstamos de los préstamos, con el consiguiente caos, hasta la política autodenominada liberal anunció una reforma del capitalismo... que nadie vio. Por contra, pagamos sus pérdidas, refinanciamos sus negocios y perdimos nuestras pérdidas, jajaja, mirándonos con esa jeta prototipo de trumpito que te acaba de violar y se extraña de la ingrata disconformidad.

Éste el timo de las placas fotovoltaicas, el Gobierno autoriza a las grandes empresas a que instalen sus parques solares en nuestros tejados, a que los exploten comercialmente y encima lo financia todo para que caigamos en la fosa ecológica, y eso que son socialistas. La agricultura lleva el mismo camino, concentración de condiciones para que, como ya ocurre, ser agricultor consista en pagar a una empresa-fondo de inversión por animales, plantas, alimentos, abonos, fitosanitarios, medicinas y, si todo va bien, al final del proceso nos compran el resultado con una pequeña ganancia y ellos revenden lo mismo por lo que ya han obtenido una fortuna, condenando a la pequeña producción. La banca lo mismo, les dejamos nuestro dinero sin que renten nada a cambio y nos cobran (no se puede ni pagar en efectivo más de 1.000 euros, con lo que pasar por la caja es obligatorio), lo invierten: cobran, nos lo prestan: cobran, lo pierden: cobran...

Maravilla de capitalismo: ¡sólo hay beneficios! Qué listos somos, mientras unos amnistían y otros indultan, usted paga para conversar con la camarera en un gastrobar sobre las virtudes de un vino, un aceite o un plato que esta camarera no probará jamás porque no puede pagárselo, ¡viva el turismo!, o sea: grandes grupos de inversión destruyen ciudades, pueblos, medio ambiente, para obtener millones a cambio de puestos de trabajo temporales que te permitan irte de vacaciones a sitios de tu nivel, como parques temáticos y ciudades que también lo son.

¿Y qué me dicen del desmantelaje de la Sanidad? Como dice el neofalangismo, si te vas morir de todas formas ¿para qué coño llevarte a un hospital? Marxismo o libertad, amenazan, hace falta ser muy tonto o desmemoriada para recordar las atrocidades de Stalin y no tener clarinete que el capitalismo actual no es más que la excrecencia asesina de milenios de crimen de opresores capaces de cualquier vileza por el lujo más abyecto. Política e intervención medida en la economía o delincuencia estructural, ésa es la verdadera diatriba en la que se la juega su inteligencia, siga pendiente del presunto delincuente Puigdemont y le pasará por encima la goma de la Historia.

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