Feijóo, Urkullu y el 'rallying point'

La diferencia entre Feijóo y Urkullu es que aquel es extensivo al Estado, y eso da quebraderos de cabeza

Me sonaba bien esa forma inglesa del presente progresivo para referirme a los comicios autonómicos del pasado domingo, así que la he adoptado como incentivo para el contenido. Porque es eso, un rallying point, un punto de confluencia para el electorado, lo que han encontrado estos dos políticos autonómicos con mucho en común, para hacerse un lugar confortable bajo el sol. Ya quisiéramos dar con ejemplares de esas hechuras, nacidos con ocho días de diferencia, cada uno en su sitio, cuyo talento les permite encontrar lo que todos debieran encontrar: un ralliyng point, un punto de referencia para los vértices de sus trayectorias políticas. Decía el sabio macedonio, Aristóteles, tres siglos y medio antes del nacimiento de Jesucristo, que en el centro está la virtud, el aurea mediocritas, la moderación y el tino.

Como cualquier hijo de vecino tienen sus sombras, pero no son tan densas como para tenerlas en cuenta. Feijóo practica un nacionalismo identitario, que le está dando muy buen resultado, y Urkullu se ha beneficiado de la tolerancia de su partido con el terrorismo etarra. El regionalismo gallego del Partido Popular es una suerte de nacionalismo con filtro, que si se queda en eso es para no perder el paso del ámbito del partido que lo cobija. Los dirigentes del PNV, que es la derecha vasca e invade con fuerza, por esa razón, el voto conservador de la sociedad vasca, encuentran una complicidad necesaria en el PSOE al que la derecha, cuando es nacionalista, no lo incomoda. Parece como si al PSOE le hiciera falta ese matiz, independentista en definitiva, para abaratar sus reservas ideológicas. Confuso, ciertamente, pero real como la vida misma.

La diferencia entre Feijóo y Urkullu es que aquel es extensivo al Estado, y eso le da muchos quebraderos de cabeza a la oligarquía del PP, que ya habrá tomado buena nota de lo sucedido con el relevo de tintes aznaristas en su sede de Vitoria. Feijóo se ha cuidado mucho de disimular su marca, como lo están haciendo ya Juanma Moreno en Andalucía y López Miras en Murcia. Mientras tanto, la planta siete de Génova alberga tal cantidad de inexperiencia, que les empieza a asomar por las ventanas. El pulido y lavado que se le está practicando al PP en reductos altamente significativos del Estado debiera advertir a sus próceres de que las pilas se les están gastando y de que mejor sería poner unas nuevas en vez de recargar las que tienen.

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